Capítulo 16

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—¿Me amas?

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—¿Me amas?...¿Tú? —se que sueno como una retrasada pero no puedo disimular mi asombro.

—Te amo desde hace mucho Patrizia...he sido un imbécil por no decírtelo antes, pero jamás imaginé que...bueno, que tu sintieras lo mismo... —su voz se ha vuelto más grave y ronca, lo noto agobiado, ¿pero por qué?

—¿Y eso es malo? ¿Que yo sienta lo mismo?

—Si, es malditamente malo, no puedes amarme, no deberías estar enamorada de un hombre como yo... —suspira, pasando sus manos por su rostro. —Jamás debí seguir con este juego...

—¿Soy un juego para ti? —mi voz se rompe en la última palabra y muerdo mis labios aguantando el llanto.

—Eres mi vida —su mirada me deja sin aliento, y por un segundo no se que responder.

—¿Entonces por qué te sientes agobiado de que te ame? Explícamelo, porque te juro que no lo entiendo Dante —las lágrimas acompañan a mis palabras, ahora soy yo la que se siente agobiada.

Deja salir el aire de los pulmones y se suelta dos botones de la camisa, relajándose contra el asiento, y vuelve apretarse el puente de la nariz con los dedos.

—Porque deberías estar con un hombre más joven, debería casarte con un hombre que te haga feliz y te regale flores...maldita sea —suspira. —Pero por encima de mi cadáver voy a verte sonreír a otro. Eres mía pipiola y quemaría el mundo antes de entregar tu corazón a otro que no sea yo —aprieta los puños sobre sus piernas y su voz se vuelve más oscura. —Soy un maldito egoísta por desearte, soy un maldito monstruo por atarte a mi, pero... —suspira dejando caer sus manos derrotadas. —No puedo vivir sin ti. He intentado alejarme de tu sabor y de tus caricias...pero... lo único que he conseguido es volverme loco.

Silencio.

—Patrizia, debería alejarte de mí... por mi oscuridad, por mi falta de romanticismo, por mil motivos —deja salir el aire de sus pulmones. —No soy un hombre fácil. Y me siento agobiado porque me abruma que me ames, estaba preparado para enfrentarme a ti hasta que cedieras —una leve risa sale de su garganta. —Estaba dispuesto a luchar y poner el mundo a tus pies para que te casaras conmigo...y sería feliz con una sonrisa cada mañana, pero ¿esto? Es más de lo que jamás hubiese imaginado pipiola —alza su mano y roza mi mejilla con dos dedos, en una suave caricia que arranca el aire de mis pulmones.

Unos golpecitos en el cristal me sobresaltan y tras unos segundos aguantando su mirada, cargada de ¿amor?, se gira para abrir la ventana. Uno de sus hombres le indica que debemos irnos, hemos estado aquí parados demasiado tiempo y podemos llamar la atención.

Nos volvemos a poner en marcha en silencio, con mi corazón y el alma revueltos por sus palabras. Pero el móvil de Dante no tarda en sonar y sumergirse en una conversación de negocios, dejándome sola con mis pensamientos, pero algo ha cambiado porque no deja de acariciar mi rodilla de forma inconsciente mientras discute algo sobre la logística de varios camiones, demostrando de nuevo que puede ser un hombre cariñoso.

Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora