CHAPTER FIVE.
¡𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐃𝐄 𝐏𝐎𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 𝐌𝐀𝐋𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎!favor de escuchar "Run boy Run" para leer este capítulo, es para más
entretenimiento.
Habían pasado varios días, Genevieve daba sus clases normalmente y tenía toda la tarde libre, eso era lo bueno de ser profesor, además de poder salir del castillo, con aviso antes, claro.Una tarde estaba por llegar a su dormitorio ya que había salido un rato, pero noto dos presencias masculinas, Tom y Theodore. ¿Qué era de lo que hablaban?
Genevieve se acercó un poco escondiéndose lo mejor que pudo para poder escuchar esa conversación, llevaba una botella de agua en mano.- ¿Qué vamos a hacer, Tom? - Dijo Theodore, se escuchaba verdaderamente asustado, ¿por qué será?.
- No lo sé, mierda, nunca me prepare, ¡Pensé que él estaba muerto! - Dijo Tom casi gritando, estaba preocupado y con miedo.
¿Él estaba muerto? ¿De quién hablaban? ¿Quién estaba muerto? Esos pensamientos inundaron la cabeza de Genevieve.
- Tenemos que estar listos para su llegada, nos volverá locos, muy locos, mucho más ahora que estamos en el puesto de nuestros padres. - Dijo Theodore con desesperación.
- Mi padre regresará, más fuerte que nunca, y estaremos listos, yo tampoco quiero que vuelva. - Dijo Tom.
Esas palabras bastaron para que Genevieve tirará aquella botella del susto, su presencia se hizo notar, sus piernas temblaban, su piel se erizaba y sus ojos estaban totalmente abiertos como platos. ¿Lord Voldemort regresó?
*𝑨𝑵̃𝑶𝑺 𝑨𝑻𝑹𝑨́𝑺*
La guerra mágica estaba por aproximarse, Pascal Rosier, uno de los más fieles seguidores de Lord Voldemort incitaba a su familia a participar en complicidad, Genevieve solo era una niña, mientras que Agatha trataba de protegerla a capa y espada. Ahí es donde Genevieve conoció mucho mejor a uno de sus mejores amigos, Draco Malfoy, los cuales se apoyaban en la mayoría de cosas y se contaban aquellos problemas que no podían contarle a nadie más.
Una noche, los Rosier se encontraban en su hogar, Genevieve estaba realmente mal, su padre la obligaba todos los días a practicar las maldiciones imperdonables y llevaba víctimas a su hogar para que practicará con ellas, esto provocó que Genevieve cayera en depresión, dejó de comer y de hablar con sus mejores amigos, ya que no quería ponerlos en peligro solo por el apellido que portaba, un apellido de maldición.
- ¡GENEVIEVE! - El grito provenía de un hombre, era su padre, voz que erizaba su piel.
- ¿Sí, padre? - Inmediatamente se acercó Genevieve, su madre al escuchar aquel grito también bajo, sintió que algo estaba mal.
- Es hora de tus prácticas. - Sonrió maliciosamente aquel masculino, lo raro fue que no llevaba ninguna víctima para practicar, tal vez solo era lo básico.
- Está bien, padre, ¿Qué debo hacer? - Dijo confusa, su padre jalo del brazo a Genevieve saliendo a aquel jardín, su madre los siguió.
- Vas a tener un combate.. Contra mi. - Dijo aquel hombre.
- ¿ESTÁS DEMENTE? ¡ELLA NO PUEDE PELEAR CONTRA TI, PASCAL! ES SOLO UNA NIÑA. - Gritó con enfado su madre, una mujer realmente hermosa, de pelo castaño claro y ojos cafés.
- ¡CÁLLATE! - Le gritó en respuesta aquel hombre. - ¿Estás lista?
- N-no... - Fue lo último que alcanzó a decir, enseguida fue atacada por su padre.
Genevieve era una maga extraordinaria, y con muy buenos reflejos, reflejos que la ayudaron a reaccionar rápido y lanzar otro hechizo contra atacando a su padre.
-CRUCIO.
- EXPELLIARMUS.
Una luz verde salía de la varita de su padre, y una luz azul salía de la de Genevieve, la madre de ella solo miraba atenta para que no le pasará nada a su querida hija. Pascal hizo un movimiento que hizo que ambos hechizos pegaran hacia arriba, haciendo que Genevieve se desconcentrara.
- AVADA KEDAVRA - Aventó aquella maldición hacia Genevieve, pero por suerte su madre estaba allí, lanzando el mismo hechizo contra atacando a Pascal.
- CORRE, AMOR, CORRE - Gritó la madre de Genevieve, sabía que si no lo detenía mataría a su hija, ya que él decía que era un estorbo y que no le iba a funcionar a Lord Voldemort.
Genevieve era amiga del trío de oro, por lo cual sabía información que no debía dar y se las decía para que fuera imposible que atacarán a Harry, cosa que a Pascal pagaría caro si Lord Voldemort se enteraba de esto.
- CORRE HIJA. - Fue lo último que dijo la madre de Genevieve.
Con todas las fuerzas que tuvo, Genevieve salió corriendo de aquella casa para no volver jamás, estuvo escondiéndose toda la noche, corriendo hasta que amaneció, sus pies estaban cansados y llenos de tierra, pero tenía que huir de aquel hombre que la torturaba y la trataba mal, y si no lo hacía su madre no tendría otra opción, su padre la busco toda la noche, pero al parecer jamás la encontró, se sentía una cobarde por huir y no ayudar a su madre. Genevieve se refugió con Remis Lupin, amigo cercano de su madre, y alguien que era como un padre para ella, ya que le tomó mucha confianza cuando impartía clases en Hogwarts.
Después de todo lo que pasó, se enteró que su madre había muerto a manos de su padre, murió defendiendo a su propia sangre, pero no murió sin antes en el banco dejar algunos galeones para su hija, fue donde Genevieve formó su propio legado, uno fuera de los mortifagos o de su estúpido padre.
*𝑭𝑰𝑵 𝑫𝑬𝑳 𝑹𝑬𝑪𝑼𝑬𝑹𝑫𝑶*
Genevieve cayó de rodillas, recordó la muerte de su madre, las torturas de su padre, las torturas de Voldemort, recordó todo lo que encontraba muerto.
- Bonita. - Dijo Theodore y corrió rápido hacia donde Genevieve estaba, Tom estaba confuso, nunca había visto a Genevieve en las juntas que su padre hacía.
- Te gusta escuchar conversaciones ajenas, ¿no es así? - Tom rodó los ojos.
- ¿É-Él regreso? - La castaña tartamudeaba, estaba temblando y estaba totalmente fría.
- No sé de qué hablas... - Fingió Theodore, sabía a qué se refería pero no diría nada hasta que estuviera confirmado todo.
Genevieve se paró como pudo y corrió hacia su habitación, Theodore la siguió como pudo, pero no logró alcanzarla, ella ya había cerrado la puerta y estaba en su despacho, sola.