Día sábado a las doce en punto PM, era día libre y por lo tanto Genevieve no daría clases, el desayuno del gran comedor se lo había perdido, ya que prefirió quedarse en cama todo el día, desde aquello ocurrido el día de ayer muchos recuerdos se vinieron a su mente, recuerdos verdaderamente malos.
Tom por otro lado se había dado cuenta de la falta que hacía Genevieve, su silla estaba completamente vacía, sin rastro de al menos una sonrisa, sonrisa que solía darle a todos los Profesores cuando le decían "Provecho, Profesora", le partía el corazón sentir que estaba completamente mal, sin poder levantarse de su cama, el anillo de aquel hombre brillaba verde, significaba peligro.
Tom solo esperaba aquella indicación de McGonagall para que se pudieran retirar e ir directamente hacía la habitación de su amada, con la esperanza de cuidarla, protegerla y amarla, cosas que no recibió de pequeña, estaba desesperado.
- Pueden retirarse, Profesores, disfruten su día. - Esas palabras bastaron para que Tom rápidamente se levantara de aquel asiento y caminar rápidamente a las afueras de aquel comedor.
Al caminar, sintió esa desesperación de llegar más rápido, así que uso aquel hechizo "Aparición", el cual hizo que llegara rápidamente a la habitación de su amada. Abrió la puerta y lo que se encontró lo destrozo por completo. Genevieve estaba sentada en su cama, llorando, se veía tan débil, la sangre choreaba de sus muñecas, aquella chica siempre prefirió aliviar el dolor de su corazón concentrándose en otro dolor, un dolor más físico, la castaña había realizado largos cortes no tan profundos sobre sus muñecas.
Tom estaba impactado, Genevieve no podía hacer más que esconder sus muñecas, lloraba desconsoladamente.
- Mi amor... N-no. - El pelinegro no termino de hablar y velozmente se acerco a Genevieve tomándola de las mejillas para acunar su cara con sus manos.
- No debes sufrir sola, cariño, aquí estoy, tranquila. - Abrazo a la castaña, brindándole pequeñas caricias en su espalda en forma de tranquilizarla.
- ¿P-por qué me pasan.. cosas malas? - Preguntó la castaña sin dejar de lloriquear, ocultando su rostro en el pecho del pelinegro.
- A Veces las personas buenas sufrimos cosas malas, cosas que nos lastiman por dentro y al final siempre nos terminan consumiendo y carcomiendo, son cosas que simplemente y lamentablemente no podemos evitar ni queriendo. - Menciono el masculino, acariciando el cabello ondulado de aquella chica.
- Quiero que me cuentes que es lo que te sucede, cariño. - Dijo con suavidad el pelinegro, asiendo que ella renegara.
- Dímelo, solo así podré ayudarte. - Se separo de la castaña y la miro fijamente, limpiando sus lagrimas.
Aquella chica no sabía si contarle o no, era un infierno todo lo que había vivido en aquella casa de su niñez, maltratos, gritos, torturas, agresiones verbales y físicos, pero al fin se armó de valor para sacar todo lo que le lastimaba, en ese momento no se encontraba la Genevieve de 33 años, sino que se encontraba la Genevieve de 13 años, tratando de evitar un llanto enorme para no verse debilucha, o al menos eso le decía Pascal cada que se desquitaba con la pobre niña.
- Todo empezó... cuando tenía 13 años, mi padre solía ser amable con mi madre y conmigo, pero cuando cumplí oficialmente los 8 años, se salía de casa, se embriagaba, no nos quería ver y traía a mujeres a mi antigua casa. - Dio una pausa y suspiro, fue un suspiro largo.
- Paso el tiempo y mi padre se convirtió en un completo amargado, pero todo empezó cuando cumplí trece, mi padre nos comenzó a tratar como sus sirvientas y no sabíamos el porque, entramos a Hogwarts y mi madre solía mandarme cartas a escondidas, me contaba en el terrible hombre que mi padre se había vuelto, era un hombre frío y sin corazón - Pequeñas lagrimas se escaparon de los ojos de la castaña, su voz cada vez más se entre cortaba y era debido al nudo que se formaba en su garganta, nudo que cada vez que lo sentía tenía que tragar saliva.
- Después de la muerte de Diggory... salimos de vacaciones y volví a casa, mi padre se comportaba horrible, se desquitaba conmigo, me decía cosas hirientes, me llego a torturar en diversas ocasiones y llevaba a gente inocente a mi casa para que los matara, según era su forma de enseñarme para en un futuro quedar.. quedar en su lugar de m-mortífago. - Tom se sobresalto al escuchar esa palabra, él también había sufrido por eso y al parecer mucho peor que la castaña, pero no quería minimizar su dolor.
- Cuando tenía 15 años, mi padre intentó... abusar de mi estando ebrio, mi madre por suerte llego y lo evito, pero a ella le fue mucho peor. A mis 16 años, mi padre intento matarme, esa vez.. mi madre lo detuvo.. me dijo que huyera lejos.. y él.. él la mato. - Se soltó en un llanto terrible, lo que hizo inmediatamente que Tom la abrazará.
- Tranquila, no es tu culpa.. - Dijo el pelinegro en forma de consolación.
- Logre huir, viví con mi padrino Remus y con Tonks un tiempo, eso hasta que ellos.. ya sabes. - La voz de la castaña sonaba verdaderamente débil, era costoso para ella poder hablar, pero al fin libero eso que le hacía daño.
Tom se quedo y la abrazo, eso hasta que se quedo completamente dormida de nuevo, limpio las heridas de sus muñecas colocando vendas alrededor de ellas y cubrirlas, esta vez se quedo con ella, y no la iba a dejar sola jamás, la cuidaría todo el tiempo, incluso no le importaba dar su vida por ella, estaría dispuesto a hacerlo con tal de que ella estuviese bien.
º
Espero les guste este capítulo, es más que nada para que supieran el desarrollo de lo que es Genevieve y todo lo que pasaba en su adolescencia.
Estoy ansiosa porque solo faltan 5 capítulos más para cerrar con broche de oro esta historia.
