¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un día normal de clase, Genevieve como siempre se encontraba en su despacho calificando algunas tareas de sus alumnos que quedaban pendientes y dejándoles unas pequeñas notas de aliento, tales como “Tu puedes resolver el ejercicio, solo piensa y recuerda lo que has estudiado antes”, solía ser muy buena profesora y le daba palabras de aliento a sus alumnos cuando ellos solían insultarse al no poder hacer o solucionar algo.
Tom había acabado sus clases así que decidió ver qué tal estaba su chica, porque claro que era suya, aquellas marcas maquilladas en el cuello y los senos de Genevieve decían todo.
— Hola, bonita. — Una voz masculina resonó en aquella habitación.
— Tom, ¿Acabaron tus clases? — Sonrió al ver aquel hombre parado en la puerta de la entrada y se dirigió hacia él, jalandolo hacia adentro de aquel salón.
— Sí, quería venir a ver qué tal estabas, mujer, veo que ocupada. — Dejó un pequeño beso en la comisura de sus labios, un beso lindo y tierno, era sorprendente venir por parte de él, pero Genevieve solo se dejaba llevar.
— Estaba calificando algunos trabajos, se les dificulta a algunos mi materia y necesito que se pongan al corriente, es su último año aquí, tienen que salir con sus calificaciones perfectas. — Sonrió orgullosa ante lo mencionado antes, le gustaba ayudar a sus alumnos con sus materias, les había dicho que si tenían alguna duda sobre su materia o alguna otra acudieran con ella.
— ¿No das clases privadas? — Mencionó el pelinegro con una sonrisa coqueta, acercándose más a Genevieve.
Aquella chica solo rió un poco, se puso de puntitas y unió sus labios con los de Tom, cuando en eso fueron interrumpidos por el sonido de la puerta, apresuradamente Genevieve se sentó en su escritorio y Tom se puso enfrente de este, haciendo como si estuviera revisando unos papeles.
— Adelante. — Dijo en voz alta para que aquella persona pudiera pasar, una apariencia elegante y masculina entró a aquella habitación, era Theodore.
— Linda, fui a ver el correo y.. — No termino de hablar cuando se encontró con la presencia de Tom en el mismo salón, cosa que se le hizo raro, ya que Tom odiaba a Genevieve y Genevieve lo odiaba a él.
—Ah.. hola Tom, bueno, decía, había una carta para ti, quise entregártela yo mismo. — Dijo aquel hombre, cosa que a Tom le hirvió la sangre, no le gustaba como Theodore se refería a su chica.
— Oh, gracias, aunque no era necesario, podía ir yo misma por ella, Nott — Le dio una pequeña sonrisa y vio el sobre de aquella carta “De Pascal Rosier”.
La piel de Genevieve se erizo, hace mucho tiempo no recibía una sola carta de su padre, justamente desde antes que ella escapara de su casa. La mirada de Genevieve se tornó preocupante y su semblante cambió completamente.
