CHAPTER NINE.
Los días pasaban, las clases de Genevieve cada vez más eran un éxito y la relación secreta que mantenía con Tom también lo era, aunque había un obstáculo “Aurora”, la nueva maestra de Herbología, la cual parecía chicle queriendo pegarse en el zapato de Tom, cosa que él evitaba completamente, decía que Aurora era muy pesada y que no le agradaba, a lo que llevó a pensar a Genevieve que así fue el en un principio con ella.
Ese día fue un miércoles, siete en punto PM, todos los maestros y alumnos se encontraban listos para cenar en el gran comedor, a lo que Genevieve se dirigía hacia él.
— ¡Profesora! — Una voz masculina gritó, era uno de sus alumnos Albus Potter, hijo de uno de sus mejores amigos.
— Albus, dígame. — Se detuvo dándole una sonrisa amistosa esperando a que esté llegará con ella.
— Tenía una duda sobre la tarea que dejó para entregar el viernes. — Dijo con un poco de angustia.
— ¿Qué clase de duda tiene, Potter? — Pregunto dudosamente, la tarea que había dejado era hacer un ensayo de una cuartilla sobre la poción “Veritaserum.” Y al parecer la tarea la había dejado muy clara.
— Lo que pasa es que quería ver si me daba un dato extra, mi padre quiere que tenga las mejores calificaciones ya que es mi último año y necesito salir bien en todas mis materias, aunque entiendo si no quiere darme el dato extra. — Dijo aquel muchacho de forma rápida y algo apenado, su apariencia le recordaba a su mejor amigo, y eso lo hacía aún más chistoso.
— Tranquilo, ¿Tiene dónde anotar? — Soltó una pequeña risa y el castaño sacó una hoja con una pluma.
— Bien, podría decirle que el Veritaserum es una poción verdaderamente fuerte, pero esta funciona mucho mejor con los que son desprevenidos, vulnerables y con muy poca práctica para protegerse contra ella, ya que si es posible protegerse contra ella, el Veritaserum no es infalible, Señor Potter, y es una poción verdaderamente magnífica. — Trato de explicar lo mejor que pudo, mientras caminaba directo hacia el gran comedor y Albus la seguía escribiendo todo lo que salía de su boca.
— Es decir, ¿Puede haber inmunidad a ella? — Dijo con cierta duda.
— Exacto, de hecho, después de su práctica haciendo Veritaserum estudiarán su antídoto, Potter, ¿Alguna otra duda? — Preguntó con una sonrisa en su rostro.
— Ninguna, profesora, muchas gracias. — Sonrió dirigiéndose directamente hacia el gran comedor, dejando sola a Genevieve.