Capítulo 1

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Soyeon se encontraba profundamente dormida en su asiento, su cabeza descansando sobre sus brazos cruzados sobre el escritorio. Las voces y los ruidos del aula eran un murmullo lejano en sus sueños. Sin embargo, ese plácido sueño fue abruptamente interrumpido por un codazo insistente en su costado. Abrió los ojos de golpe y se encontró con la cara enfadada de Yuqi, quien, con los brazos cruzados y una expresión de desdén, la miraba desde su propio asiento.

-¡Despierta, plebeya estás en mi lugar! -dijo Yuqi, con un tono que denotaba más molestia que preocupación.

Soyeon, aún adormilada y algo desorientada, parpadeó varias veces antes de entender lo que estaba pasando. Al darse cuenta de que Yuqi estaba molesta con ella, su rostro se tiñó de un suave color carmesí.

-Lo siento, Srta. Yuqi. -dijo Soyeon, tratando de sonar sincera y apaciguar a su compañera.

Yuqi, sin embargo, no parecía dispuesta a dejar pasar el incidente tan fácilmente. Con un bufido, se dejó caer en su silla y Soyeon se sentaría junto a ella, algo que la sorprendió. Soyeon y Yuqi siempre habían tenido una relación tensa, y que Yuqi decidiera sentarse a su lado en lugar de en su asiento habitual era, cuanto menos, desconcertante.

La clase comenzó, y el profesor empezó a hablar sobre el tema del día. Soyeon, aún tratando de sacudirse el sopor de su siesta no planificada, buscó su libro de texto en su mochila, pero no lo encontró. Volvió a revisar, esta vez con más cuidado, pero el libro no estaba por ninguna parte.

-¿Buscas esto, plebeya? -dijo Yuqi, sosteniendo el libro de Soyeon en alto, con una sonrisa burlona en los labios.

Soyeon la miró, sorprendida al principio, pero luego sus labios se curvaron en una suave sonrisa.

-No era necesario esconder mi libro para estar más cerca de mí, Srta.Yuqi -dijo Soyeon, sus ojos brillando con un toque de malicia juguetona-. Ya compartimos la mesa, también quieres compartir tu libro.

Yuqi se quedó sin palabras por un momento, su expresión de burla desvaneciéndose para dar paso a una mezcla de confusión y algo que Soyeon no pudo identificar del todo. La audacia y tranquilidad de Soyeon la habían tomado por sorpresa.

-¡Eso es ridículo! -protestó Yuqi, aunque su tono no tenía la misma fuerza que antes.

Más tarde ese día, Soyeon se encontraba en su habitación, compartiendo los eventos del día con su compañera de cuarto, Jennie. La habitación estaba decorada con una mezcla de estilos: la mitad de Jennie era ordenada y minimalista, mientras que la de Soyeon estaba cubierta de pósters y pequeños detalles que reflejaban su personalidad vibrante.

-No puedo creer que te sigas dejando molestar por la Srta. Yuqi -dijo Jennie, mientras se recostaba en su cama, mientras leía su libro-. Esa chica solo quiere hacerte la vida imposible.

Soyeon, sentada en su escritorio, se giró para mirar a Jennie. Una pequeña sonrisa jugaba en sus labios mientras recordaba el incidente de la mañana.

-No creo que sea tan simple, Jennie -dijo Soyeon, con un suspiro-. No creo que Yuqi lo haga con mala intención. Me parece que solo está buscando llamar mi atención.

Jennie dejó su libro a un lado y se sentó, mirándola con escepticismo.

-¿Llamar tu atención? Soyeon, ¿te estás escuchando? Esa chica te llama plebeya cada vez que tiene la oportunidad y se burla de ti frente a todo el mundo.

Soyeon se encogió de hombros, una expresión pensativa en su rostro.

-Lo sé, suena extraño. Pero hoy, cuando compartimos el libro, vi algo diferente en ella. No sé, como si detrás de esa fachada arrogante hubiera alguien más... alguien que solo necesita un amigo.

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