Soyeon y Jennie caminaban por el bosque detrás del instituto, sus pasos crujían sobre las hojas caídas mientras buscaban una planta específica. La luz del amanecer se filtraba a través de las ramas, creando un ambiente tranquilo y sereno. Soyeon mantenía los ojos abiertos, buscando las pequeñas flores blancas de la planta favorita de la Srta. Yuqi para el té.
-No puedo creer que me hayas despertado tan temprano para esto -se quejaba Jennie, frotándose los ojos aún somnolientos-. ¡Son las seis de la mañana, Soyeon!
Soyeon sonrió, sin apartar la vista del suelo.
-Jennie, no te obligué a venir. Además, estoy segura de que solo viniste para ver si te encuentras de nuevo con esa chica rubia del flequillo. -Levantó una ceja, divertida.
Jennie se puso roja como un tomate y se cruzó de brazos.
-¡Eso no es cierto! -protestó, aunque su tono la delataba.
Soyeon se rió suavemente.
-Claro, claro. Solo digo que no me culpes a mí por madrugar cuando sabemos que tenías una motivación extra.
Jennie suspiró, resignada, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa.
-Bueno, tal vez... pero eso no cambia que esto es una locura. ¿Por qué estás tan decidida a encontrar esta planta para la Srta.Yuqi?
Soyeon se detuvo y miró a su amiga, su expresión más seria.
-Porque quiero demostrarle a la Srta. Yuqi que soy una buena dama de compañía y además lo mucho que la amo.
Jennie asintió, entendiendo. Aunque no estaba completamente de acuerdo con la obsesión de Soyeon por complacer a Yuqi, respetaba su dedicación y su corazón bondadoso.
-Bueno, entonces sigamos buscando. Pero no prometo no quejarme más -dijo Jennie, tratando de aligerar el ambiente.
Soyeon finalmente encontró las plantas que buscaba. Las pequeñas flores blancas brillaban bajo la luz del sol matutino, y ella se inclinó para recogerlas. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de arrancar la primera, un rugido aterrador resonó a su espalda.
Un monstruo de barro emergió del suelo, sus ojos brillando con una malicia primitiva. Antes de que Soyeon pudiera reaccionar, el monstruo la envolvió en una burbuja de barro, atrapándola al instante.
-¡Soyeon! -gritó Jennie, su voz estaba llena de pánico.
Sin perder tiempo, Jennie levantó su varita y lanzó un hechizo inflador hacia el monstruo de barro. El hechizo impactó con fuerza, haciendo que el monstruo comenzara a hincharse. A medida que el aire se acumulaba en su interior, el monstruo se expandía de manera grotesca hasta que, finalmente, estalló en una lluvia de barro.
Soyeon cayó al suelo, cubierta de barro, pero libre. Jennie corrió hacia ella y la ayudó a levantarse, sacudiendo el barro de sus ropas y cabello.
-¿Qué harías sin mí? -dijo Jennie con una mezcla de alivio y diversión en su voz.
Soyeon, todavía un poco aturdida, sonrió agradecida.
-Gracias, Jennie. Aunque estaba apunto de escapar.
-Si como no -dijo Jennie con una sonrisa sarcástica.
Jennie le ofreció una mano, y juntas recogieron las flores que necesitaban.
Al llegar al campus, Soyeon y Jennie se dirigieron directamente hacia donde se encontraba la Srta. Yuqi, rodeada de sus amigas Lisa y Minnie. Al ver a Soyeon cubierta de barro, Yuqi estalló en carcajadas, seguida por Minnie. Solo Lisa se detuvo, notando la mirada fulminante de Jennie.
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MoonLight
FanfictionEn una prestigiosa escuela de magia, Yuqi, una chica de alta sociedad, y Soyeon, una estudiante humilde, se ven envueltas en una intensa rivalidad. Tras perder una apuesta en un duelo de hechizos, Yuqi debe aceptar que Soyeon se convierta en su dama...