Soyeon estaba en el huerto, recogiendo frutas frescas para el desayuno de la señorita Yuqi. El sol apenas había comenzado a asomarse en el horizonte, bañando el jardín con una luz dorada. Mientras seleccionaba las mejores frutas, un dolor agudo la atravesó, justo en el pecho. Soltó la cesta, llevándose una mano al collar que llevaba al cuello. La grieta negra que había visto la noche anterior parecía haberse expandido, y antes de que pudiera procesar lo que estaba ocurriendo, su visión se nubló y cayó al suelo.
Poco después, Yuqi, que había estado observando desde una ventana cercana, corrió hacia ella, su preocupación evidente aunque trataba de ocultarla. Se arrodilló junto a Soyeon, sacudiéndola ligeramente.
-¡Soyeon! -exclamó Yuqi, la urgencia en su voz era inusual-. ¡Despierta, no es momento para estar durmiendo!
Soyeon abrió lentamente los ojos, todavía aturdida por el dolor que sentía en el pecho. Al ver a Yuqi tan cerca, por un momento pensó que había algo más que preocupación en sus ojos, pero ese pensamiento se desvaneció cuando Yuqi se apartó bruscamente.
-No tienes tiempo para estar durmiendo, plebeya -dijo Yuqi, soltando a Soyeon, quien cayó de nuevo al suelo con un leve quejido-. Si no puedes ni siquiera servir el desayuno, ¿de qué me sirves?
Soyeon, todavía débil, intentó ponerse de pie, su cuerpo temblando por el esfuerzo. Las lágrimas comenzaron a correr nuevamente por las mejillas de Soyeon, su visión borrosa por la tristeza y el dolor que sentía, no solo en su pecho, sino en su corazón. Bajó la mirada hacia el collar que colgaba de su cuello y notó cómo la piedra adquiría un tono aún más oscuro, como si reflejara su angustia interna. La grieta negra parecía ensancharse, casi como si la oscuridad estuviera invadiendo su interior.
Una mezcla de rabia y dolor la invadió, empujándola a hacer algo que nunca antes había hecho. Con un impulso de valentía, se levantó bruscamente, sus ojos llenos de una furia contenida que sorprendió incluso a Yuqi. Soyeon tomó la cesta de frutas con ambas manos y, con un movimiento decidido, la arrojó con fuerza frente a los pies de Yuqi.
El sonido de las frutas golpeando el suelo resonó en el aire, y Yuqi dio un pequeño salto hacia atrás, sorprendida por la repentina reacción de Soyeon. La sorpresa se transformó en desconcierto cuando vio la expresión de su dama de compañía; los ojos de Soyeon estaban llenos de una determinación que Yuqi no había visto antes, una mezcla de dolor y decisión.
-Ya no puedo seguir haciendo esto -declaró Soyeon con voz temblorosa,-. ¡Renuncio a ser tu dama de compañía, Yuqi! No puedo seguir siendo alguien a quien pisoteas y desprecias... porque te amo, Yuqi. Te he amado durante tanto tiempo, pero no puedo soportar que me trates así.
Las palabras salieron con tanta fuerza que incluso Soyeon quedó sorprendida de haberlas pronunciado. Yuqi se quedó paralizada, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Los sentimientos que Soyeon había guardado en su corazón durante tanto tiempo finalmente se habían derramado, y ahora estaban allí, a plena vista.
Soyeon no esperó a ver la reacción de Yuqi. Con el corazón roto y la desesperación marcando cada uno de sus pasos, se dio la vuelta y salió corriendo, sus sollozos ahogados mezclándose con el sonido de sus pisadas apresuradas. El mundo se desvaneció a su alrededor mientras se adentraba más y más en la lejanía, buscando un lugar donde pudiera estar sola con su dolor.
Yuqi permaneció inmóvil, su mente en caos. No supo qué hacer, cómo reaccionar. Las palabras de Soyeon resonaban en su cabeza, y la culpa comenzó a colarse en su pecho, mezclándose con una emoción que apenas podía reconocer.
Soyeon se encontraba sentada frente al lago, su lugar de refugio cuando necesitaba escapar de todo. El agua tranquila reflejaba la luz del sol, y el suave sonido del agua solía traerle paz, pero hoy, ni siquiera su rincón favorito lograba calmar el tumulto en su corazón.
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MoonLight
FanfictionEn una prestigiosa escuela de magia, Yuqi, una chica de alta sociedad, y Soyeon, una estudiante humilde, se ven envueltas en una intensa rivalidad. Tras perder una apuesta en un duelo de hechizos, Yuqi debe aceptar que Soyeon se convierta en su dama...