Capítulo 17

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—No puede haber terminado así —susurró Yuqi, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. Jennie y Miyeon, con los rostros bañados en lágrimas, permanecían junto a ella en una tristeza profunda.

Sin embargo, de repente, el suelo tembló y un sonido ominoso llenó el aire. Entre los escombros, algo comenzó a moverse, y las chicas levantaron la vista, alertas. La tierra se removía lentamente, hasta que, con un movimiento brusco, los escombros se levantaron y se apartaron. Una figura emergió de entre ellos: Camula, herida y furiosa, con una expresión de odio en su rostro.

—¿Pensaron que podían detenerme tan fácilmente? —se burló, su voz goteando veneno. Su mirada oscura se fijó en ellas, llena de desprecio.

Antes de que cualquiera de las chicas pudiera reaccionar, gruesas lianas brotaron del suelo, moviéndose con una velocidad sobrenatural. Las lianas se enredaron alrededor de Yuqi, Jennie y Miyeon, atrapándolas antes de que pudieran conjurar algún hechizo de defensa. Las tres se debatían desesperadamente, tratando de liberarse, pero las lianas eran increíblemente fuertes y se apretaban cada vez más con cada intento de escapar.

—¡Déjanos ir! —gritó Jennie, luchando con todas sus fuerzas.

Camula se acercó lentamente, una sonrisa cruel en su rostro mientras las observaba. El brillo de triunfo en sus ojos era inconfundible.

—Ustedes son tan patéticas... creen que pueden desafiarme, pero miren dónde han terminado —dijo Camula, su voz retumbando con poder mientras levantaba una mano, canalizando un hechizo oscuro.

Yuqi, atrapada por las lianas, intentó de nuevo liberar sus manos para hacer un contrahechizo, pero cada movimiento parecía fortalecer las lianas, que se apretaban aún más, cortando su respiración.

—No… nos subestimes —jadeó Yuqi, apenas logrando pronunciar las palabras.

Camula se inclinó hacia ella, con una sonrisa oscura.

—Oh, pequeña Yuqi... aún no entiendes el poder al que te enfrentas —se burló.

Pero en ese mismo instante, el suelo volvió a estremecerse levemente, y una luz suave y familiar brilló entre los escombros detrás de Camula.

Con una furia inigualable, Soyeon canalizó toda su energía y lanzó destellos de luz brillante hacia Camula, cada rayo impactando con precisión hasta herir su ojo y hacerla retroceder con un grito de dolor. Las lianas que ataban a Yuqi, Jennie y Miyeon desaparecieron, dejándolas libres y, al incorporarse, vieron a Soyeon, Lisa y Minnie salir de los escombros, envueltas en el escudo protector de Lisa.

Pero la victoria no estaba asegurada. Camula, llena de rabia y completamente desatada, se levantó con una energía oscura aún más intensa. Sin perder un instante, atacó a cada una de las chicas, lanzándolas al suelo, debilitadas. En un movimiento rápido y cruel, atrapó a Soyeon por el cuello, elevándola y apretando con fuerza, sus ojos llenos de venganza mientras decía:

—¡Esto se acabó para ti!

Sin embargo, antes de que pudiera terminar, un golpe de fuego la alcanzó desde atrás. Yuqi, herida pero determinada, gritó con una voz feroz:

—¡Jamás vuelvas a tocar a mi plebeya!

El ataque de Yuqi obligó a Camula a soltar a Soyeon, quien, tomando aire y reuniendo sus fuerzas restantes, alzó su mano y conjuró un último hechizo con una intensidad de luz que iluminó todo el campo. El hechizo atravesó el pecho de Camula, directo al corazón. Camula cayó al suelo, su figura se desvanecía poco a poco mientras soltaba un último grito de desesperación. Finalmente, la sombra oscura que había amenazado sus vidas desapareció, disipándose en el aire.

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