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MADDY

Me dirigía al baño de la escuela rápidamente para tomar algo de aire. Estaba agotada, recién comenzaba la semana y mi mente ya estaba colapsada en pensamientos. Aveces quisiera que todo lo que pasó en los últimos años solo fuera un sueño, que todo estuviera bien, junto a mamá y mi hermano en Charlotte.

Ahora debía estar en Atlanta, viviendo en una casa con gente que quisiera no volver a ver en mi vida, sobre todo a mi papá. Y en una escuela donde mis compañeros eran unos idiotas.

-Ey, Maddy.-choqué con Charli al salir del baño.-¿Estás bien? Te vi salir algo tensa de la clase.

-Estoy bien.-dije rápidamente y caminé por el pasillo para volver a la sala.

-Maddy.-dijo Charli y voltee a verla.-Sabes que si necesitas algo puedes contar conmigo.

-Lo que necesito no me lo puedes dar.-dije sin emoción alguna y seguí mi camino hasta entrar a la sala.

Vi que Javon me vió fijamente desde que entré al salón, pero no me dijo nada, luego de esa discusión no me miró más en toda la clase.

Luego de que terminara la clase, fui directo a la cafetería, nuevamente había dormido mal la noche anterior.

-¿Que tal el fin de semana?.-escuché una voz a mi lado cuando le echaba el endulzante al café, voz que me sobre salto por completo, cuando mire era Malachi sonriente.

-Dios, me asustaste.-suspiré.-Todo bien.-mentí.-¿Y tu fin de semana que tal?

-Maravilloso.-dijo el satisfecho.

-¡Aquí estaban!.-dijo Peyton llegando a nuestro lado.-¿Cómo estás linda?.-ella me miró sonriente.

-Bien, gracias.-sonreí levemente.

-Vamos.-tomó mi brazo y camine casi a la fuerza.

-¿Donde vamos?.-fruncí mis cejas.

-A sentarnos para tomar ese café.-dijo ella como si fuese obvio.

Malachi llegó a nuestro lado y los tres nos sentamos en una de las mesas de la cafetería para conversar, hasta que mi atención se vió interrumpida por Javon, quién aparecía por la puerta de la cafetería junto a su amigo.

-¿Conoces a esos chicos?.-le pregunté a Malachi recordando haberlos visto conversando en el partido de béisbol del viernes pasado.

-Claro.-Malachi los miró unos segundos para devolver su vista a mí.

-¿Son amigos tuyos?.-pregunté nuevamente.

-Conocidos, aunque tenemos buena relación, tengo más cercanía con Jaden, el gemelo de Javon.-explicó.

-¿Gemelo?.-hablé en voz alta, ahora todo calzaba, yo sabía que no era normal que fuesen tan parecidos.

-¿Por que preguntas?.-dijo Peyton atenta a nuestra conversación.

-No me llevo muy bien con Javon, hemos tenido algunas discusiones desde que llegué a la escuela.-encogí mis hombros.

-Javon es un personaje aquí en Buford.-dijo Peyton.

-¿Por que?.-pregunté con curiosidad.

-Es famoso ¿no lo conocías?.-preguntó Malachi con sus cejas fruncidas.

-¿Famoso?.-fruncí aún más mis cejas.

-Actúa, además es boxeador.-respondió Peyton.

-Famoso y arrogante, ahora entiendo todo.-hice una mueca y Malachi rió levemente.

-No le des importancia, Javon es así, las chicas acá en la escuela se mueren por el y por su hermano, debe tener el ego por las nubes.-Peyton se encogió de hombros.

Busqué con mi mirada a Javon hasta que lo encontré entre más chicos en una mesa paralela a la nuestra, para mi sorpresa el ya me estaba observando.

-¿Que harás hoy en la tarde?.-preguntó Malachi captando mi atención.

-Debo comenzar con un trabajo de literatura.-suspiré recordando eso.

-Oh vamos, hay tiempo para eso me imagino.-dijo Peyton.-Hagamos algo, quizás ir al cine.

-No puedo, esta vez paso.-dije lo más amable posible.

Ante eso los chicos dejaron de insistir y cambiaron de tema.
Realmente me agradaban, no preguntaban sobre mi vida privada y era algo que me aliviaba por completo, además de ser muy simpáticos me hacían olvidar un poco el infierno que tenía en mi mente el último tiempo.

Al terminar las clases fui directamente a buscar a Thomas en su área de la escuela y nos dirigimos a casa, donde todo empeoró.

-El almuerzo está casi listo.-dijo mi papá en cuánto nos vio.

-No tengo hambre.-dije sin prestar mucha atención con la intención de dirigirme a mi habitación.

-Maddy, debes comer.-habló mi papá con firmeza.-Entiendo que no quieras comer con nosotros pero ya fue suficiente.

-¿Entiendes o supones? por que yo jamás te dije que fuera por eso, simplemente no tengo hambre.-me encogí de hombros.

-Llevas más de una semana sin comer bien, ¿que estás esperando? ¿morir desnutrida?.-preguntó desafiante.

-Estaría fabuloso.-sonreí sarcástica y me volteé para caminar a mi habitación, pero la mano de mi padre atajando mi muñeca me frenó.

-Deja de comportarte como una chica inmadura y siéntate a comer.-dijo el con su rostro completamente serio.-El hecho de que no comas no va a cambiar nada de lo que sucedió, tu mamá no va a volver por eso.

Mis ojos se llenaron de lágrimas automáticamente y sentí como mi cuerpo se prendía en llamas internamente. Tenía ganas de estampar mi mano en la mejilla de mi papá en una cachetada, pero sabía que no podía hacerlo. Lo único que podía hacer era decirle un par de cosas bastante hirientes que verdaderamente tenía guardadas hace mucho. Abrí mi boca para expulsar todo, pero mi atención se la llevo Thomas, quien observaba todo con una expresión nerviosa mientras movía sus manos intentando detener lo que se aproximaba.

Cerré mi boca y observé fijamente a mi papá guardándome todo lo que tenía, una vez más.

-Púdrete.-le dije entre dientes y me solté de su agarre para caminar rápidamente a mi habitación.

-¡Maddy! ¡Ven aquí ahora!.-escuché los gritos de mi padre.-¡Estás castigada! ¡¿oíste?!.-gritó nuevamente antes de cerrar la puerta de mi habitación en un fuerte portazo.

Me lancé a mi cama directamente a llorar, tenía una mezcla de emociones, pero definitivamente las que más sentía era tristeza, y mucha pero mucha rabia.

Tristeza de extrañar a mi madre, y rabia de tener que estar viviendo estas cosas con alguien como mi padre.

Sentía que la vida era completamente injusta, que no tenía ningún sentido desde que todo cambió. Realmente si no fuera por Thomas, me hubiera rendido hace mucho.

Así fue todo mi día, hundirme en una mierda de pensamientos y dedicarme a llorar y llorar, hasta dormirme.

𝐸𝓁 𝓈𝑒𝓃𝓉𝒾𝒹𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓋𝒾𝒹𝒶 ~ [𝒥𝒶𝓋𝑜𝓃 𝒲𝒶𝓁𝓉𝑜𝓃]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora