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JAVON

Posterior a la cena me ofrecí para llevar a Maddy a su casa, todo había salido bastante bien, aunque Maddy aún no entendía el por que debía conocer a mis padres.

-Son precavidos.-expliqué una vez estábamos estacionados frente a su casa.

-¿Precavidos como sobre protectores o precavidos como con razones?.-preguntó ella.

-Ambas.-sonreí un poco y pude notar aún más confusión en su rostro.-Mi familia es reconocida, cuándo comencé mi carrera en la actuación hubo mucho gente que nos apoyó, hasta el día de hoy.-explique mientras Maddy me miraba atenta.-Pero también hay gente que ha buscado dañarnos, difamarnos, acosarnos.-suspiré.-Desde ese entonces mis padres son más sobre protectores con nosotros.

-Entiendo.-Maddy asintió con su cabeza.

-Ellos piensan que alguien se puede acercar en plan "amistoso" y mantener malas intenciones con alguno de nosotros, quizás divulgar cosas, filtrar fotos, etc.-agregué.-Por eso siempre quieren conocer a nuestros amigos y hacerlos casi parte de la familia, por que si solo son conocidos, mis padres son precavidos y establecen límites.

-¿Les ha pasado?.-preguntó Maddy aún con su atención puesta en mí.-¿Que se aprovechen de eso?

-Hasta el momento no.-me encogí de hombros.

-¿Te puedo preguntar algo?

-Claro.-asentí.

-¿Como confías en que yo no tengo malas intenciones?.-dijo sin titubeos.-Digo, nos conocimos llevándonos mal.

Me quedé pensativo unos segundos analizando lo que me había dicho.

-En realidad no lo había pensado así.-la miré.-No lo sé, creo que me lancé a confiar simplemente.

Maddy me observaba atenta, pero no dijo nada más.

-Eres un total misterio, en realidad siento que te conozco un poco pero a la vez nada.-admití.-Pero hay algo de ti que me hace intuir que no eres una persona con malas intenciones.

Maddy desvió su mirada suspirando levemente.

-Últimamente no he sido una buena persona como lo era antes.-dijo ella luego de unos segundos de silencio absoluto.

-¿Que te hace pensar que no eres una buena persona?.-fruncí mis cejas.

-No lo sé, discuto todo el tiempo.-ella se encogió de hombros.-Pero, es por que siento que nadie me entiende.

-Sentirte incomprendida no te hace una mala persona, Maddy.-dije con mi vista fija en ella.

Maddy volvió a mirarme y simplemente se quedó en silencio, hasta que una luz proveniente de la casa llego hasta la camioneta.

La puerta principal de la casa de Maddy se había abierto, alumbrando hacía la calle, ahí se encontraba el padre de Maddy, de pie.

-Debo irme.-dijo Maddy.-Gracias por la invitación.

-Gracias a ti por bajarles la ansiedad a mis padres.-rodé un poco los ojos y Maddy sonrió.

-Adiós.-dijo ella y salió del auto.

-Adiós.-respondí en susurro aunque ella ya no pudiera escucharme producto de que ya se encontraba entrando en su casa.

Antes de prender la camioneta para comenzar a manejar, recibí una llamada de Dan, dándome la orden de que en menos de quince minutos debía estar en su despacho.

Aumente la velocidad de la camioneta para llegar rápidamente a la casa en cuestión, una vez allí, rápidamente toqué el timbre, hasta que me permitieron el acceso.

-Por fin llegas.-dijo Dan al verme entrar en su oficina, mientras se sentaba en su escritorio.

-Me apresuré lo más que pude.-expliqué.-¿Que paso?

-Acabo de fijar una pelea para ti la próxima semana.-dijo el sin titubeos.

-¿La próxima semana?.-alcé la voz sorprendido.-Pero, si acabo de pelear la semana que pasó, necesito prepararme con anticipación.

-Estamos a Sábado, la pelea es el Jueves, tienes cinco días, es suficiente.

-¿Suficiente?.-fruncí mi rostro.

-¿No quieres el debut de un boxeador profesional? Para eso debes esforzarte chico.-Dan encendió un cigarro entre sus labios.-Me dijiste que podía confiar en ti.

-Así es.-suspiré resignado.

-El dinero que invertí en esta pelea es igual a la anterior pelea, ya sabes como funciona esto. Si ganas, el dinero que ganas me lo quedó yo por haberte conseguido la pelea.-explicó el nuevamente.-Y si pierdes, debes devolverme el dinero, y bueno, ya sabes lo que pasó la última vez.

Asentí en silencio, tocando con la huella de los dedos las heridas que ya estaban cicatrizando en mi rostro.

-Papá, te buscan.-escuché una voz a mis espaldas haciéndome voltear, era Sam.-Javon, no sabía que estabas aquí.-el chico me sonrió.

-¿Que quieres?.-agregó Dan.

-Llegaron las personas de la reunión de inversiones.-explicó Sam, para luego salir del despacho.

Volví mi vista a Dan, quién se ponía de pie detrás de su escritorio.

-No me falles nuevamente chico.-dijo y se acercó a mi.-Y si fallas, atente a las consecuencias sin niuna puta lágrima.

Dan salió a paso moderado de la oficina dejándome a solas y en silencio, sin saber que hacer.

En realidad, si sabía que debía hacer, entrenar hasta no poder más. No podía perder otra pelea, no podía permitir que volviera a pasar algo así y nuevamente me golpearán por eso.

Si realmente quería surgir en este deporte debía esforzarme y pagar por ello, aunque eso trajera consigo contratos abusivos y ser el títere de un empresario que me veía como un saco de billetes para su gran fortuna.

Era cansador, pero el único pensamiento que inundaba mi cabeza era el de la recompensa, se que debo sufrir y quizás dejar de lado cosas por el boxeo, pero se que tendré la recompensa que tanto espero tarde o temprano, y eso, era lo único que me motivaba a seguir con ello.

Tomé mi camioneta y salí de la casa de Dan para dirigirme a la mía, y en cuánto llegue vi a mis padres viendo una película en el living de la casa.

Subí a mi habitación y rápidamente me puse el pijama para acostarme a dormir. Era temprano, pero debía dormirme por que mañana a primera hora comenzaría a entrenar, y así serían los días que vienen. Adiós escuela por estos días, adiós distracciones, mi mente estará enfocada en triunfar en esa maldita pelea, no había nada más que eso.

𝐸𝓁 𝓈𝑒𝓃𝓉𝒾𝒹𝑜 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓋𝒾𝒹𝒶 ~ [𝒥𝒶𝓋𝑜𝓃 𝒲𝒶𝓁𝓉𝑜𝓃]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora