TRECE

373 46 6
                                    

Primero que nada, no podía dejar de pensar en él y en ese día.

Su madre le mandó cien mensajes y dejó perder como cincuenta llamadas. Es que no iba a poder dar una explicación coherente. ¿Qué diría?

"Mamá, me voy con Aemond porque me dijo vámonos y yo estoy pendejo por sus muestras de cariño"

"Mamá, podría ser novio de Cregan, es guapo, alto, ojos preciosos, cabello tan rubio. Es educado, su voz es encantadora y además es super amable y besa rico. Me dieron ganas de hacer más cosas con él. Me ha estado escribiendo, no me presiona, solo quiere saber cómo estoy. Eso es bonito, cualquiera suspuraría por Cregan."

Pero Lucerys está en el coche de Aemond, quien maneja como desquiciado, le pone la mano en el  muslo, sus dedos rozan su verga qué se va mostrando muy interesada.

Las luces de la carretera se encienden, está a punto de anochecer.

" Mamá podría salir con Dalton. Es grosero, pero muy sincero y divertido, me metió muy rico la lengua y sus manos acarician los lugares justos para encender todo."

Aemond lo lleva lejos, Lucerys no tiene idea de a dónde se dirigen. No importa. Cierra los ojos y se recuesta en el asiento, lo podría llevar a donde fuera.

" Mamá si tuviera una relación con Qyle, sería muy dulce, es mi mejor amigo, sé que puedo confiar en él, sé que estaría seguro y nunca me lastimaría. Tienes los ojos más bonitos del mundo y es adorable."

Lucerys abre los ojos y hay una casi ta pequeña enfrente. Seguro es un Airbnb, el barrio parece normal, como su barrio donde viven y eso lo deja un poco más tranquilo. No se imaginaba entrando a un hotel con su tío, siendo objeto de miradas sospechosas.

Se baja del vehículo y espera frente a la puerta, ni siquiera han hablado y eso comienza a poner incómodo a Lucerys. Trata de razonar, tampoco ha hablado con los demás. Ha mantenido una comunicación a base de memes con Cregan y a Qyle simplemente sigue como siempre, jugando en línea, siendo su amigo. Y Dalton es Dalton, preocuparse por él sería insensato.

Pero con Aemond las cosas eran diferentes. Eran intensas. Tenían significado.

-¿Vas a entrar o prefieres quedarte ahí?

Lucerys suspira. Las cosas con Aemond a veces eran desesperantes. Por ello solo lo sigue adentro de la casa sin demorarse más, conociendo a su tío era capaz de dejarlo afuera si dudaba más.

Grandiosa escapada con Aemond si lo dejara sentado afuera de la puerta.

"Mamá, podrías venir por mi. Aemond decidió que no quiere coger y me dejó afuera."

Lucerys de distrae mirando la casa, tiene una decoración linda, hogareña. No hay fotografías en las paredes, solo paisajes pintados en acuarelas. Se refugia en la cocina, hay una magia de café y ya se le antoja preparar uno. Aemond se sienta en el sillón, lo está mirando, espera que se acerque y Lucerys no se siente listo para ir a dónde está.

¿Qué está haciendo aquí?

-Luke.

Levanta su mirada y sabe que es una invitación a ir hasta él, va con pasos dudosos. Algo va a pasar entre ambos, algo que se viene gestando desde hace mucho tiempo. ¿Su tío se ha dado cuenta de que siente algo por él? ¿De verdad? ¿Dejará de ser solo celos y una tentativa de contacto físico qué se ha vuelto cada vez más intenso?

Ya no son miradas.
Ya no son solo roces.
Ya no es solo un beso.

Aemond tomó algo de él y ahora solo desea poder entregarselo todo.

-Ven aquí.

Lucerys hace caso, sale de la cocina y rodea los sillones para ir a dónde Aemond le dice. Lo toma de las manos, lo guía hasta él, lo sienta en sus piernas y es extraño porque están tan cerca y puede ver todos esos bellos detalles que lo han embrujado su adolescencia entera.

CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora