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Capítulo veintidós
Kinky
—♥︎—
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"¿QUÉ MIERDA? ¿Se acaba de ir?" Jordanna le preguntó a Caroline por teléfono. Klaus la había arrastrado con él a Nueva York, diciéndole que había encontrado una manera de desvincular a sus hermanos y a ella. Sin embargo, Klaus nunca le pidió a la bruja que los desvinculara, pero ella se ocuparía de eso más tarde, tenía el presentimiento de que a quien le pidiera que los desvinculara... bueno, no se lo pidió exactamente.
"Sí", suspiró Caroline al otro lado del teléfono. "Bonnie está devastada, JJ, finge que está bien, pero no lo está. Necesitamos hacer algo para animarla cuando regreses".
"Sí, por supuesto", tarareó Jordanna, con una sonrisa en sus labios cuando vio una figura alta paseando por las concurridas calles de Nueva York. "Tengo que irme, Care, dale mi amor a Bonnie".
"Lo haré", se rió Caroline. "¡Oh! Una última cosa, Elena y Damon están siendo raros, y por raros me refiero a superficiales como el infierno, así que tendría cuidado si fuera tú, ¿vale?"
"Entendido. Gracias Caroline".
La bruja se acercó a Klaus, el híbrido le tendió el brazo para que ella lo tomara, lo cual ella aceptó con gusto, no después de lanzarle al hombre una mirada extrañada.
"Hola Finn", habló Klaus con una sonrisa, ganándose un suspiro de molestia del otro original.
"Hola Niklaus, Jordanna. No tengo nada que decirte", respondió aburrido el original mayor, pasando junto a la pareja.
"No estamos aquí para hablar, muñeco", sonrió Jordanna, con la cabeza ladeada. "Aunque nos encantaría saber dónde se esconde la bruja. Sólo quiero saludar, eso es todo", continuó, con una sonrisa burlona en sus labios. "Ya sabes, tal vez tomar un café, atraparla antes de que intente matarme. Lo de siempre".