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Capítulo treinta y siete
Realización
—♥︎—
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JORDANNA Y KLAUS se sentaron en silencio, uno al lado del otro en el sofá de los Gilberts. Habían estado así durante horas, más o menos.
Afortunadamente, Jordanna había reunido suficiente fuerza que le permitía a ella y al híbrido moverse libremente por la casa, ya que todavía estaba debilitada por las heridas que había recibido, no podía liberarlos de la residencia Gilbert; un día más y podría, resulta que la perra bruja no era tan fuerte como parecía.
Jordanna se movió en su asiento mientras Klaus dejaba escapar un profundo suspiro lastimero. La bruja se giró para mirarlo con una mirada sombría en su rostro. "¿Quieres estar solo o algo? Podría ir arriba-".
Klaus negó con la cabeza débilmente. "Solo te necesito aquí ahora mismo. Jordanna hizo rodar sus labios hacia su boca mientras asentía levemente. El híbrido extendió la mano, agarrando el costado de su cuello con su mano antes de acercarle la cara hacia él, presionando un casto beso en su sien. "¿Sientes algún dolor?" Sus dedos rozaron la sangre seca y costrosa que yacía en las profundidades de su cuero cabelludo.
"No", suspiró Jordanna, mirándolo a los ojos llorosos y tristes. "Sólo me duele la cabeza, eso es todo".
"Bien", murmuró Klaus en voz baja antes de que sus ojos se oscurecieran, casi furiosos.
"Voy a matar a la doppelganger por lo que te hizo a ti... y a Kol".
Incorrecto.
Jordanna lo iba a hacer, solo necesitaba tiempo... quería que Elena sufriera por todo lo que había hecho. Su muerte no sería corta y rápida, eso casi parecía aburrido. Ella merecia una muerte larga, lenta y dolorosa.
