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Capítulo treinta y uno
Hola hermosa
—♥︎—
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JORDANNA JONES AMABA la vida.
Quiero decir, ¿quién no lo haría? Caminar en bata de baño de seda, saborear mimosas, bourbon, champán, lo que sea.
Dejó que Klaus se encargara de todo para buscar la espada antigua, aunque él nunca se ensució las manos, era Klaus, joder. Obviamente, obligó a un par de trabajadores a hacer eso por él, pero aun así, nunca pillarías a Klaus ni a Jordanna haciendo el trabajo sucio.
Los primeros días de su viaje a Italia, Jordanna ignoró a Klaus, todavía estaba enojada porque había apuñalado a Rebekah, pero pronto el híbrido volvió a caer en su libro bueno.
Aunque todavía se esforzaba en mencionarlo de vez en cuando sólo para recordarle al híbrido que todavía estaba enojada. No podía decir si lo hizo por puro despecho o por el hecho de que realmente disfrutaba enojar al original.
Hizo que todo fuera simplemente más... emocionante.
Un golpe resonó en la lujosa habitación del hotel en la que Jordanna yacía sola, mientras Klaus había estado fuera durante un par de horas tratando de encontrar la espada.
La bruja empujó su cuerpo fuera de la cama y se dirigió hacia la puerta, sus delicados dedos alcanzaron la manija mientras la abría.
Allí estaba un joven, no mucho mayor que ella, de veintiún años, tal vez veintidós, vestido con el uniforme negro del hotel. Su encantadora sonrisa llegó a sus ojos al notar su presencia.
"Ciao bella", Hola hermosa, su acento pesado y denso resonó en sus oídos.
"Ciao", Hola, saludó Jordanna dulcemente, enviándole una sonrisa con dientes mientras el trabajador del hotel rodeaba el carrito que lo acompañaba.
