Una chica en Dalton?

Cosas que decir

-¿Qué se supone que vamos a hacer?- preguntó Valentine

Sebastian se encogió de hombros

-Nada de escuela, es fin de semana- dijo después

-Muy bien- sonrió ella

Ellos no se vestían como el resto de los chicos, ellos siempre iban vestidos como si estuvieran por ir a una fiesta, o a un evento importante, siempre formales

El llevaba jeans oscuros, un saco azul  y una playera roja, por supuesto que llevaba su peinado de príncipe

Ella llevaba un vestido azul marino, un listón del mismo color en la cabeza y zapatos cafés, nada de tacones para Valentine, por favor

-Deberíamos ir a un bello lugar- dijo Sebastian

-Y ya que nosotros conocemos muchos bellos lugares, esa es una estupenda idea- dijo Valentine con sarcasmo

Sebastian puso los ojos en blanco

-¿Quieres ir a un teatro?- preguntó

-Odio los teatros- se negó ella

-Yo también, pensemos otra cosa- dijo el

-¿A ese parque que la gente suele cuidar como a su vida?- preguntó Valentine

El entrecerró los ojos por algún extraño motivo, luego asintió y se puso de pie, luego le tendió la mano a Valentine

Estaban en el porche de la casa de Sebastian, llevaban allí veinte minutos de su preciado sábado

-Entonces al parque- dijo Sebastian

Ella asintió

Fueron en el auto de la madre de Sebastian porque el suyo había quedado tan mal después del accidente que prefirieron comprar otro, cosa que aún no hacían y a Sebastian ni le importaba

Ella iba cantando Sunny Day de Joy Williams, y Sebastian también cantaba solo por burla, él odiaba aquella canción

-Gimme gimme gimme gimme what i want i want a sunshine- cantaron en voz realmente alta cuando el semáforo estaba en rojo

Sebastian notó que la anciana del vehículo de la izquierda los observaba raro, y al ver que iba con un anciano a su lado se le ocurrió cantarles You are my sunshine, segundos después también lo hizo Valentine

El semáforo se puso en verde, y Sebastian llevaba el ritmo de los ancianos para que pudieran escucharlo

-Please don't take my sunshine away!- cantaron al final, y Sebastian notó que la anciana también estaba cantando pero en voz muy baja

Entonces Sebastian y Valentine empezaron a reírse tan fuerte que seguro parecía que estaban gritando

La anciana se despidió con una mano y sonreía

-Awww, que tierna- dijo Valentine mirando hacia atrás

-Se parece a mi abuela- dijo Sebastian entre risas

-¿Tu abuela es tan adorable?- preguntó Valentine

-¡Por supuesto que no, es una anciana gruñona que insulta a su esposo en un francés tan extraño que ya no tiene sentido!- dijo Sebastian riendo

Valentine se reía tanto que no respiraba bien

-No puedo creer que les cantáramos, que burlones somos- dijo ella con dificultad a causa de la risa

-Que anciana tan agradable, se veía tan bonita cantando con sus escasos dientes- dijo Sebastian con la mirada al frente

-Imagino que ahora le cantara eso a su esposo todos los días- dijo Valentine aun riendo