XIX

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Fui abriendo mis ojos poco a poco, el dolor de cabeza me estaba matando, y casi suelto un grito cuando vi a Alex a mi lado, pacíficamente dormido, nos observé detalladamente y me tranquilicé al ver que estábamos vestidos, claro que todo mi labial estaba esparcido sobre su rostro, yo debería estar peor que él.

Reconocí la habitación como la del hotel, y con mareo me levanté de la cama para verme en el espejo, mi cabello estaba alborotado y mi labial regado, no recordaba nada de lo que había pasado ayer.

Agarré mi celular muerto, lo conecté y lo encendí, esperé unos segundos hasta que miles de notificaciones comenzaron a llegarme. ¿Qué mierda?

Algunas eran de Twitter, otras de Instagram, y otras de mensajes. Busqué el chat de Ari, y le escribí, tenía muchos mensajes de su parte. Me entró una llamada de ella y contesté rápidamente.

—Bueno? —Dije haciendo una mueca por el dolor punzante en mi cabeza.

Mira el video que te voy a enviar. —Dijo, logrando ponerme nerviosa. ¿Qué mierda pasó ayer?

Hice caso, y abrí nuestro chat, encontrándome con un video de Alex y yo comiéndonos la boca.

—Mierda... —Murmuré.

Está circulando por todo internet, Isabella... ¿Qué vas a hacer? Todos saben que eres tú. —Comencé a tirar maldiciones y al ver como Alex se levantaba suspiré.

—Te llamo después, Ari. Te quiero, adiós. —Colgué y tiré el celular en la cama, desordené mi cabello y bufé, no recordaba nada de anoche, y eso solo hacía que mi cabeza quisiera estallar. Me senté junto a Alex cuando por fin se sentó, su gorra estaba por algún lugar del suelo, él solo se agarró la cabeza y me miró confundido. Dejé un casto beso en su labios, se veía muy lindo sin su gorra.

Finalmente cuando los dos estábamos más tranquilos, le mostré el video y todo lo que decían de nosotros por internet.

Nos acostamos abrazados sobre la cama y suspiramos.

—Lo arreglaremos, está bien? Podemos hacer una especie de directo explicándolo, te parece bien? —Dijo mirándome, yo asentí de acuerdo, independientemente de lo que dijeran, sabía que algunos nos odiarían y otros nos apoyarían, pero eso no importaba si Alex estaba conmigo, sonreí besando su mejilla. Él rió y se colocó sobre mí, apoyando sus brazos a mis costados, yo solo sonreía mientras enredaba mis brazos alrededor de su cuello.

—Entonces, ¿eres mi novia? —Preguntó coqueto, mirándome, yo solo me encogí de hombros.

—No lo sé... Lo soy? —Lo miré con una sonrisa, y en respuesta él me robó un dulce beso que nos quitó el aliento a los dos.

¿Esto era el amor?

Rodrigo

Claro que había visto el video, y siendo sincero me sentía destrozado.

Durante todo el camino a casa tuve que aguantarme las ganas de romper en llanto, no quería que nadie me viera haciendo el ridículo.

Iba caminando tan rápido, que chocaba con unas cuantas personas, y cuando me volteé para pedirle perdón a alguien, mientras seguía caminando de espaldas choqué con una chica, así que antes de que se cayera, tomé su cintura rápidamente y la atrapé.

La miré debajo de las gafas y el cubrebocas, era bastante linda. Ella carraspeó y yo volví a mi realidad, levantándola suavemente y rascándome la nuca con vergüenza.

—Lo siento. —Dije apenado, ella solo se rió.

—No hay problema. —Sonrió mirándome, tenía un acento muy atractivo...

—De dónde sos, flaca? —Cuestioné mirándola.

—Soy de Colombia. —Respondió mientras miraba desinteresada el celular. —Esta es la parte donde me pides mi número y quedamos en vernos? —Preguntó irónica al ver mi sorpresa y la manera en la que me quedé callado, yo solo me reí.

—Depende, vos me lo darías? —Pregunté sonriente.

—No sé, tal vez. —Nos miramos con la misma sonrisa, finalmente, luego de una corta conversación me dio su número, con la promesa de que le escribiría para salir algún día. Resultó que su nombre era Maria José, y por el resto del día su nombre no salió de mi cabeza.

Tal vez era mi oportunidad de seguir adelante, prefiero ser feliz, que ser infeliz por alguien a quien no puedo tener.

Sabía que olvidar a Isabella, me costaría una banda, pero si era para que los dos fuéramos felices, incluso si no era juntos, valía completamente la pena.

Ella merecía a alguien que le diera más de lo que yo podía darle, y yo tenía que superar nuestro amor imposible, los dos merecíamos ser felices, porque la amaba tanto para dejarla ser feliz, incluso si no era a mi lado por más que me hubiera gustado.

Porque amar, también es dejar ir.

Fue algo que comprendí luego de mucho tiempo, con ella aprendí un montón de cosas.

Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas desde el momento en que entré a mi casa, me recosté sobre la puerta, quité todo lo que cubría mi cara y miré un punto fijo.

Con ella aprendí, qué era el amor, la ilusión del primer amor, a vivir con la amargura de algo que no podía tener...

¿Cómo era posible sentir que me habían quitado algo que no tenía?

Tal vez, esa no era la palabra adecuada.

Y con llanto en mi alma, me despedido así de lo que fue mi primer amor, abriéndole las puertas al futuro, para poder seguir con mi vida.

Porque si ella pudo, yo también.

Te amé un montón Isabella.

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HOLAAA, ¿Cómo están?

Yo muy mal, he tenido unos problemitas en el cole, que ni se imaginan, pero aquí les traigo otro capítulitooo

¿Qué creen que pasará ahora?

Solo yo lo sé🤓

Os amo, no se olviden de votar por esta hermosa historia de amor!💕💕

Esa es la manera en la que te amo | Rodrigo Carrera × Tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora