Epílogo

264 16 2
                                    

—¡Isabella, cálmate! —Gritó Amai. Mirándome preocupada, podía sentir mi respiración tan agitada que por un momento pensé que se me saldría el corazón o los pulmones por la boca.

—Todo saldrá bien, mi Isa... —Dijo acercándose a mí, tomó mis manos, al igual que Amai, y me miraron con dulzura, me sentía completamente nerviosa por la boda, miles de escenarios negativos se adueñaron de mi mente en el momento que estuve lista para irme al altar.

Luego de unos minutos, logré tranquilizarme. Todo durante esos meses había sido tan irreal... Que no podía creer que finalmente estaba sucediendo.

Todos en redes enloquecieron con la propuesta de matrimonio, y no pude estar más feliz de que estaba a punto de casarme con el amor de mi vida. Lo amaba, más que a nadie en el mundo. ¿Podría alguien estar más feliz que yo en este momento? Lo dudaba, y mucho.

Cuando finalmente me calmé, abracé con fuerza a mis hermanas.

—Creciste más rápido de lo que pude haber querido... Pero me alegra mucho que eres feliz con alguien maravilloso, te mereces esto y más. —Dijo Ari.

—Aún recuerdo cuando jugábamos todas con las muñecas y a ti siempre te tocaba jugar como Ken. —Continuó Amai, todas reímos, y volvimos a abrazarnos. Se sentía como una despedida aunque sabía que no lo era, pero de todas formas me encantaba tenerlas a las dos allí.

—Se te está haciendo tarde, mi Isa. Vamos, vamos. —Dijo tomando mi mano para que no me tropezara mientras Amai tomaba la cola del vestido para que no se arrastrara.

Cuando elegí el vestido, me sentí tan emocionada cuando encontré el indicado, que, en serio, me puse a llorar. Supe cual elegiría desde el momento en que lo vi, tenía un escote cuadrado, pegado al cuerpo, que al final, se extendía una larga cola, tenía un velo transparente que tapaba un poco mi rostro y aparte de eso, tenía brillos y estrellas que lo adornaban!

Salimos del lugar a esperar el auto, cuando finalmente llegó el auto, de este salieron mis padres, bien elegantes, mi madre vestía un vestido rosa con una chaqueta blanca y mi padre iba de traje, parecía la boda de ellos. Reí al siquiera imaginármelo.

En cuanto me vieron mi madre me abrazó, y luego de terminar de abrazarme y decirme lo hermosa que me veía, fue a abrazar a mis hermanas.

Mi padre se acercó a mí, y de sus ojos salieron unas cuantas lágrimas, no pude evitar llorar yo también, cuidando obviamente del maquillaje, lo abracé con fuerza.

—Mi pequeña... ¿Cuánto has crecido? —Me preguntó entre sollozos. —Todavía siento como si fuera ayer, que me pidieron que te sujetara... En ese momento, tuve tanto miedo de dejarte caer, te veías tan, frágil y... —No pido terminar. —La enfermera me regañó, por casi no logro cargarte, estaba tan asustado de hacerlo mal, que... Dios. Se sentía como la primera vez. —Me abrazó con fuerza nuevamente. Hasta que finalmente todos subimos al auto y fuimos directo a la iglesia.

Luego de media hora de viaje, paramos frente a la iglesia, pude escuchar los latidos de mi corazón siendo callados por el sonido de la música dentro de la iglesia, apreté con fuerza el ramo en mis manos y bajé del auto. Mis hermanas me ayudaron con la cola para no arrastrarla, toqué mi pecho mientras subía las escaleras, mi corazón estaba por salirse.

Y cuando me pare frente a la puerta de la iglesia, y la música empezó a sonar y vi de lejos a mi futuro esposo, le recé a los cielos porque mis piernas flaqueantes no dejarán de funcionar y cayera al piso. Vi a mis hermanas de reojo correr a sus puestos cerca del altar, porque obvio, eran mis damas de honor, y mi madre correr a su asiento, luego, mi padre se puso a mi lado y entrelazó nuestros brazos.

Esa es la manera en la que te amo | Rodrigo Carrera × Tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora