XI

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Rodrigo

Los miré con una sonrisa, mientras me limpiaba un poco.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó Quackity, nervioso, miré a Isabella, quien me miraba expectante a lo que fuera que dijera. No sabía que decirles.

—Yo... Me perdí. Y encontré este hermoso parque, me senté debajo del árbol, y buenoo, me levanté, había lodo y caí. —Sonreí nervioso. —Bueh, no los interrumpo más, diviértanse tórtolos. —Dije dándome la vuelta a punto de salir corriendo.

—¡Espera! Quédate con nosotros, ¿no? Así pasamos tiempo juntos antes de que todos nos vayamos. —Dijo Isabella mirándonos a Quackity y a mí. Lo pensé por un momento, era una buena idea, así podría interrumpir sus momentos románticos, sería perfecto.

—Por mí no hay problema. —Dije volteándome rápidamente y mirándolos con una amplía sonrisa. Isa y yo miramos a Quackity esperando una respuesta, y este luego de pensarlo unos segundos se encogió de hombros.

Comenzamos a caminar los tres por las calles, buscando algo que hacer, y yo iba muy pendiente de hasta la más mínima interacción entre esos dos.

Lo sé, sé que dije que lo mejor sería dejarlos ser, pero no podía evitar actuar por impulso cuando los vi casi besándose frente a mí, no pude soportarlo. No quiero perderla, aunque sé que es lo mejor, tampoco sabía si ella sentía lo mismo aún por mí, tal vez no, porque cuando Quackity estaba a punto de besarla, no se alejó ni nada, tal vez él le gustaba... Yo llegué muy tarde. Sentí mi pecho doler, así que coloqué mi mano sobre mi pecho y apreté el saco con fuerza, me sentía mal. Esto que sentía no era correspondido, y me sentí mucho más culpable al darme cuenta de que todo esto fue lo que ella sintió luego de haber sido tan inmaduro y no aceptar desde el principio lo que sentía por ella.

Tal vez era hora de dejarla vivir, y yo empezar otra vez con alguien más, por fin la había encontrado y eso era suficiente para mí, tal vez en el futuro esto solo sería un recuerdo y podríamos volver a ser los mejores amigos de siempre, fingiendo que nada de esto pasó.

Llegamos a una tienda de ropa por decisión de ella, la seguimos y yo aproveché para ver si podía comprarme alguna cosa, tomé un saco ancho y me acerqué a la cajera, a punto de sacar los billetes hasta que esta hablo.

—¿Va a ser solo esto, guapo? —Dijo mirándome, era obvio que estaba coqueteándome, miré hacia atrás, encontrándome con Quackity riendo junto a Isabella, se miraron con felicidad y yo fruncí el ceño. Miré a la cajera y le sonreí.

—Claro, preciosa. —Le guiñé un ojo, y está sonrió mirándome con coquetería, la chica era linda, pero no me movía el piso como cierta persona.

Isabella

Miré a Alex con cariño, al notarme triste no dudó en intentar hacerme reír.

En un momento cuando él estaba mirando otras prendas en la sección de hombres, busqué a Rodri con la mirada, lo vi allí hablando con la cajera, por como esta lo miraba y le sonreía me di cuenta de que estaban coqueteando, ella llevaba mechones de su cabello detrás de su oreja, mientras le sonreía. Y él la miraba con una sonrisa ladeada y de a ratos le guiñaba el ojo.

Me apreté los labios con fuerza intentando ignorar el picor de mis ojos, y traté de concentrarme solo en encontrar el color indicado para la falda que buscaba, tenía un nudo en la garganta, y cuando vi mi mirada borrosa por tantas lágrimas acumuladas me asusté, me las sequé rápidamente y me dirigí a los probadores para ”probarme" la ropa que había elegido.

Ya dentro de ellos, me senté sobre una sillita que había allí y me agarré la cara con tristeza, tenía muchísimas ganas de llorar, estaba confundida, no entendía nada. Rodri nunca me dio una respuesta sobre lo que le dije, pero verlo actuar de esta manera me da mucho más que una respuesta. Y lo entiendo, aquella chica era hermosa, cabello rubio, largo y sedoso, piel perfecta, facciones preciosas, era todo lo contrario a mí.

Me limpié las lágrimas que lograron caer por mis mejillas y me probé finalmente la falda, lo último que quería era que se preocuparan por mi tardanza. Me miré al espejo durante unos segundos, limpié mis mejillas y me acomodé la falda, salí en búsqueda de Alex, y lo encontré de brazos cruzados contra una pared.

—Hola, hola. —Sonreí, viéndolo.

Él me miró, y se quedó en silencio, sus lentes no me dejaban ver sus ojos, pero su boca se entreabrió por inercia. Me puse nerviosa y di una vuelta.

—¿Qué tal? —Pregunté, nerviosa.

Cuando no respondió mi sonrisa se borró de a poco.

—Estás... Preciosa... —Dijo embobado. Yo me reí, y mientras él me observaba, busqué a Rodri con la mirada, hasta que lo vi, allí aún junto a la cajera, robándole un beso. Apreté mis labios, incómoda y le hice señas a Alex de que mirara hacia allá para poder controlar mis ganas de llorar.

—Ven, vete así. Vamos a pagarla para irnos de una vez. —Dijo un tanto incómodo. Yo tomé mi ropa y la guardé, nos acercamos a la caja, donde nos atendió otra chica, y sin que Rodri se diera cuenta, nos fuimos. Yo iba ida en mis pensamientos, así que no me di cuenta de cuando Alex tomó mi mano y la entrelazó a la de él, pero cuando lo hice, solo me limité a sonreír.

No entendía a Rodri, pensé que lo conocía, que para mí sería mucho más fácil leerlo, pero ya me cansé de sus respuestas a medias con el tema de ”nosotros”.

Alex y yo, llegamos de la mano a un parque público, que estaba lleno, nos paramos debajo de un árbol para sentarnos, y cuando lo hicimos, empezamos a platicar de cualquier cosa, los temas de conversación con él nunca terminaban, y eso me encantaba de pasar tiempo con él.

Si tan solo no me gustara Rodri...

—No quiero irme. —Dijo de repente cuando nos quedamos en silencio mirándonos.

—Yo tampoco quiero irme. —Admití, me había encariñado lo suficiente con España, y bueno, también con Alex.

Cuando tomó mis manos, sentí un deja vu. Inmediatamente pensé en Rodri.

—No quiero sonar muy apresurado, pero... Te quiero. —Me quedé en silencio, el nudo en mi garganta se presentó, me enojé al tener como primer pensamiento a Rodri, ¿Por qué no podía salir de mi cabeza? Lo había visto con otra chica, ¿Por qué...? ¿Por qué simplemente no podía olvidarlo? Dejar de pensar en él por un segundo, quería tener la misma capacidad que él tenía para ser capaz de vivir sin mí.

Con enojo, tomé su rostro y rápidamente lo acerqué a mí, uniendo nuestros labios en un beso sincronizado y dulce que él correspondió en cuestión de segundos, yo jugaba con los cabellos rebeldes que sobresalían de su gorro, él tomaba mi cintura para profundizar el beso, y cuando nos quedamos sin aire nos separamos, mirándonos.

Volteamos la mirada, y mi corazón salió de mi pecho al ver a Rodri mirándonos a lo lejos, tenía sus ojos cristalizados y su mano apretaba con fuerza la lata de energizante en su mano.

Supe en ese momento, lo equivocada que estaba.

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Hola, hola, mis amoress

¿Cómo están? Yo bien.

Quiero agradecerles mucho por el apoyo, los amo un montón.

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Bye, mis amoress💕

Esa es la manera en la que te amo | Rodrigo Carrera × Tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora