Capítulo 4: 13 de mayo de 2012

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Carezco de palabras para explicarlo... ¿Por dónde debería empezar? No me parece correcto ocultarte lo ocurrido, aun cuando en el fondo me consuma toda intención de mantenerlo en secreto. ¿Cuál sería el punto de fingir que las cosas todavía tienen algún sentido? Ciertas veces al día, cuando pienso en cómo pasó, me sorprendo a mí misma con la mente puesta en los recuerdos de esa noche. Cada latido en pausa, cada maldito segundo.

Las mentiras salen a la luz, es lo que todo el mundo siempre dice.

La mala suerte me acompaña a donde sea que voy, pero ahora me da la impresión de que no se trata solamente de mí... Parece ser que aquel quien lo controla todo por fin ha cometido una equivocación: los números y las cifras jamás pueden ser tomados por una predicción real.

Haré un esfuerzo por traer mis memorias al presente, aunque solo porque es contigo con quien estoy hablando. Todo comenzó en el anochecer del 13 de mayo. Digamos que las circunstancias se complicaron por causa y culpa mía; fui yo quien no tardó en preocuparse por los detalles insignificantes, quien no soportó ver sufrir a las personas que ama y, aceptémoslo, también quien se animó a vagar por los pasillos del palacio aún siendo consciente de que no tenía permitido hacerlo.

—La estrategia involucra una división de dos frentes —volví a señalarle el mapa a manera de resumen—, Oskar ya lo sabe muy bien. El primer frente estará constituido por soldados hyzcanos, y atacará desde la zona ciega del campo como parte de una coartada de distracción.

Lukas asintió enseguida.

—Y el segundo frente, o sea el ejército de magos, entrará en combate desde el lado contrario del campo —añadí para dejar en claro—. Solamente en cuanto el clan de las hadas haya movilizado sus tropas para responder al primer ataque.

—Y mientras todo eso sucede, el escuadrón alternativo pondrá sus esfuerzos en localizar el núcleo de oro —complementó él, no sin antes haberle echado un vistazo a su reloj de muñeca—. Sé que Norman hará un buen trabajo.

—No lo dudo —coincidí.

—El hechicero Beker también tiene la orden de abrir los portales de salto desde ambos lados de la frontera. Con eso garantizamos una alternativa de escape.

—¿Piensas dejar los portales abiertos? —lo cuestioné, desconcertada.

—En caso de que algo llegase a fallar, siempre es importante contar con un canal de salida.

«Es un buen punto»

—Necesitamos asegurar que el núcleo se encuentre a salvo tan pronto como lo tengamos en nuestras manos —volvió a desviar la mirada mientras hablaba, aunque esta vez, hacia el reloj de pared—, y sacaremos a nuestros ejércitos de la reserva en cuanto exista la oportunidad.

Para ese entonces, todavía pensaba que su impaciencia se debía a algún asunto de carácter insignificante. Lucía nervioso, igual que un chico de universidad presentándose a un examen de graduación; sin embargo, me parecía que cualquiera se sentiría inquieto estando a tan pocas horas de entrar en batalla.

—De acuerdo —accedí sin inconvenientes—, entonces abriremos una brecha a cada lado del río. Ambos portales deberán estar conectados al bosque que colinda con la reserva. —Alcé la vista hacia él—. Le dijimos a Oskar que ambos ejércitos tendrían que estar en el punto de reunión para las cinco de la mañana... El Concejo también está al tanto de eso, ¿no?

No contestó.

—¿Lukas?

—¿Qué sucede? —respondió segundos mas tarde.

—Estás distraído. —Lo conocía tan bien como para saber que algún otro tema mantenía sus pensamientos ocupados—. ¿Hay algo que esté molestándote?

Su pasado es inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora