𝐏𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚𝐫𝐞𝐬 - 𝑃𝐴𝑅𝑇𝐸 𝐼𝐼

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Hubo un silencio incómodo, durante el cual no pudo evitar sentir una mezcla de rabia y ansiedad. De todas las personas que se habría imaginado ver, aparecían aquellos que más despreciaba. Se había esforzado tanto en mantenerlos lejos de su vida que verlos parados en la entrada, frente a él, parecía una pesadilla hecha realidad. Sus pensamientos corrían a mil por hora, intentando encontrar una razón lógica para su presencia, pero nada encajaba en su mente agitada.

―¿Qué hacen aquí? ― cuestionó en un gruñido hostil, mientras mantenía una distancia prudente.

―¿No es obvio? ― respondió el demonio más bajo con un tono lleno de sarcasmo y desdén, estrechando aún más su intensa mirada―. Venimos a saludar.

La tensión en el aire aumentó; una electricidad silenciosa hacía eco en el amplio vestíbulo del hotel. Vaggie, que había estado observando la escena con creciente confusión, dio un paso adelante y susurró a Angel con una mezcla de curiosidad y cautela.

―Angel, ¿quiénes son estos tipos?

La araña apenas desvió la mirada hacia ella; sus ojos permanecían fijos en los recién llegados. Su respuesta fue cortante, cargada de la misma ira y ansiedad que bullía en su interior:

―Nadie que valga la pena conocer― bufó, avanzando hacia la puerta con la clara intención de cerrarla de un portazo―. Ya se van.

―¡Espera! ― Charlie interrumpió, interponiéndose rápidamente entre los visitantes y su amigo―. Ni siquiera los has escuchado, Angel. ¿No sería bueno al menos oír qué tienen que decir?

El actor apretó la mandíbula con fuerza, sus labios se fruncieron en una mueca de incomodidad mientras sus ojos rosados fulguraban con una mezcla de incredulidad y molestia. Su postura se endureció aún más, los músculos de sus brazos se tensaron y sus puños se apretaron; incluso percibió sus dedos temblando levemente con la acumulación de frustración.

―Me importa una mierda lo que tengan que decir― espetó con un tono agrio y directo. Sus palabras eran como dardos envenenados, cargadas de resentimiento y rabia contenida.

Husk, siempre atento a los detalles y a los cambios de humor de Angel, se había acercado también. Gracias a su curiosidad aguijoneada por la demora y la evidente tensión en el ambiente, examinó a los recién llegados con atención. Entrecerró sus ojos amarillos mientras intentaba discernir más sobre la situación. Aunque tenía una idea de lo que podría estar sucediendo, cuando consideró las similitudes entre los extraños y su compañero, deseaba fervientemente estar equivocado. La inquietud se reflejaba en su rostro, y su mente trabajaba a toda velocidad tratando de entender el motivo detrás de la inesperada visita.

Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Angel sabía que cualquier palabra, cualquier movimiento, podría desencadenar un enfrentamiento que había estado evitando durante tanto tiempo.

El demonio de cejas gruesas se inclinó un poco hacia adelante con su imponente figura que dominaba el espacio entre ambos. Sus ocho ojos, fijos en el actor, irradiaban una intensidad que provocaba incomodidad. Las profundas palabras del recién llegado resonaron en el tenso vestíbulo:

―Esa no es forma de tratar a tu familia, hijo, aún más cuando hemos venido de tan lejos para saludarte en un día tan especial.

Las miradas de todos los presentes se ensancharon, reflejando asombro y confusión. Solo Angel, con una mezcla de frustración y exasperación, se llevó el pulgar y el índice al entrecejo, tratando de buscar cualquier pizca de paciencia que le permitiera lidiar con la situación actual.

―¡¿Hijo?! ― exclamaron al unísono varios de los presentes. Nadie sabía cómo asimilar la noticia. La araña tampoco sabía qué decir; su mente giraba en círculos.

🕷🕸️ • 𝑁𝑒𝑤 𝑠𝑖𝑑𝑒 𝑜𝑓 𝑚𝑒 • 🎰🂡 - (𝐻𝑢𝑠𝑘𝑒𝑟𝑑𝑢𝑠𝑡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora