𝐏𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚𝐫𝐞𝐬 - 𝑃𝐴𝑅𝑇𝐸 𝐼𝑉

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(Advertencia: El siguiente escrito contiene escenas que podrían resultar sensibles para algunas personas. Se recomienda discreción al leer.)

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Los Angeles, 1946

Anthony se encontraba en el camerino después de un show que había sido un éxito rotundo. La adrenalina de la actuación aún corría por sus venas, y las luces del camerino parpadeaban suavemente. Nicholas Miller, el dueño del club nocturno, estaba en su elemento, rodeado de humo de cigarro y el aroma a vino caro que bebía de una copa. Su expresión estaba cargada de satisfacción mientras se acercaba al rubio, quien aún lucía el maquillaje y el atuendo del show.

—¡Eres increíble, Anthony! — exclamó Nicholas, palmeando la espalda de su estrella con entusiasmo—. El show fue un éxito total. La gente te adora.

El pecoso sonrió, aún con la euforia del espectáculo. Había trabajado duro para llegar a donde estaba, y el reconocimiento se sentía bien. Después de un año, las cosas habían mejorado considerablemente para él. Podía pagar los estudios de Molly, el arriendo del departamento, abastecerse de comida y todo lo necesario para sobrevivir. Incluso, a esas alturas, podía considerar que tenía un excedente en sus ingresos; uno que planeaba usar para sus propios estudios en un futuro.

Nicholas continuó hablando, aunque su tono se tornó más serio conforme miraba a Anthony acomodar su maquillaje.

—Hablando de éxito— dijo, tomando un sorbo de su copa—, creo que es momento de considerar expandir un poco tus horizontes. Hay varios clientes que estarían dispuestos a pagar una cantidad ridícula por un show privado.

Anthony frunció el ceño, sin comprender completamente a dónde iba a parar la conversación. Y, aunque tenía una sospecha, intentó apartarla de su mente.

—¿Un show privado? ¿A qué te refieres exactamente?

Su manager sonrió con un aire de comprensión y paciencia, como si estuviera hablando con un niño que aún no entendía del todo el juego al cual estaba jugando.

—Sabes bien a qué me refiero— insistió, esperando a que el pecoso usara su imaginación—. Muchos de tus colegas aquí ofrecen servicios especiales después del show. Los clientes buscan algo más... personal.

La incomodidad que se acomodó en su estómago fue tal que ni siquiera puso hablar. La idea de rechazar la oferta de Nicholas también le preocupaba, pues no quería poner en riesgo su empleo y la estabilidad que había logrado alcanzar. Su jefe no era la clase de persona a la cual le gustaran las negativas. Lo sabía bien, porque había visto cuán mal le iba a quienes le decían que no.

A pesar de la presión, decidió no mostrar su nerviosismo.

—No estoy seguro— confesó el rubio, tensando un poco las manos para evitar que el temblor de las mismas lo traicionaran—. Quizás debería pensarlo un poco más.

Nicholas se inclinó hacia adelante. La expresión calmada de su rostro daba la impresión de que quería persuadir a su estrella número uno.

—No tienes por qué preocuparte— aseguró con una sonrisa tranquilizadora—. Los clientes son tranquilos, sólo se trata de un revolcón y ya. Nada demasiado especial. ¿Por qué no pruebas una vez? Verás que no es tan malo. Además, hay un cliente interesado que está dispuesto a pagar bastante dinero. Con todo eso, apuesto a que podrías dar pie para estudios más profesionales en la academia de teatro. Ese es tu sueño, ¿no?

A pesar de la inquietud que permaneció dentro de sí, Anthony pensó en las posibilidades que ese dinero podría ofrecerle. Podría usarlo para inscribirse en una academia de teatro y quizás finalmente cumplir su sueño de ser un gran actor. La idea de mejorar su situación y darle a Molly una vida aún más estable era tentadora.

🕷🕸️ • 𝑁𝑒𝑤 𝑠𝑖𝑑𝑒 𝑜𝑓 𝑚𝑒 • 🎰🂡 - (𝐻𝑢𝑠𝑘𝑒𝑟𝑑𝑢𝑠𝑡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora