𝐒𝐢𝐧𝐭𝐨𝐧𝐢𝐚 𝐝𝐢𝐯𝐢𝐬𝐨𝐫𝐢𝐚 - 𝑃𝐴𝑅𝑇𝐸 𝐼𝐼

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La hora avanzaba lentamente en el reloj de la pared, y él se encontraba en medio de una batalla silenciosa con sus propios pensamientos.

Era su último día en cama. Al día siguiente, podría volver a sus labores. No estaba recuperado del todo, pero logró convencer a Charlie de que se sentía suficientemente listo como para volver a su trabajo. Sin embargo, todo era a cambio de un último día de descanso. Así que permaneció en reposo, tal y como había prometido. Era un hombre de promesas, después de todo.

Y, hablando de promesas, recordó aquella que le había hecho a Angel. Poco después de que Charlie le diera el alta, Husk le dijo a Angel que, después del trabajo, irían a Ozzie's sin falta. La araña no podía parecer más feliz ante la propuesta, a pesar de que intentó disimularlo como le fue posible. Al cantinero se le escapó una sonrisa al recordar el gritito de emoción que escuchó en el pasillo, poco después de que Angel se fuera de vuelta a su cuarto.

Sus ojos se desviaron al reloj de la pared. Aunque había sido él quien le dijo a Angel que no era necesario que viniera cada día a acompañarlo, una parte de él deseaba que lo hiciera. La presencia de la araña, incluso en esos momentos silenciosos, le proporcionaba una extraña sensación de consuelo.

Husk suspiró y miró alrededor de la habitación, con su mente girando en torno a los recuerdos y las inquietudes. Sabía que el actor estaba agotado y necesitaba descansar, y no quería ser una carga para él. Sin embargo, una parte de él deseaba más que nada ver esa sonrisa familiar y escuchar la voz de Angel, aunque fuera por un momento.

Decidido a no dejar que sus pensamientos lo abrumaran, Husk trató de convencerse de que debía hacer lo que él mismo aconsejaba: descansar. Se giró en la cama, buscando una posición cómoda, pero el cansancio y el malestar persistían. Sabía que nunca había sido bueno durmiendo. Las pesadillas eran su compañía constante, y el insomnio era una sombra que lo seguía sin descanso.

Las pocas veces que lograba dormir, era cuando el cansancio finalmente lo vencía, y solía hacerlo en lugares improvisados, como sobre el bar en la cafetería o en cualquier rincón que le ofreciera un momento de descanso. Esos momentos de sueño eran breves y a menudo interrumpidos por los recuerdos y las imágenes inquietantes que lo perseguían.

La puerta se abrió sin previo aviso, y Husk esperó la figura de Angel, como solía hacerlo, sin tocar antes de entrar. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, pero se desvaneció al instante al ver a Alastor cruzar el umbral de la puerta. La presencia del demonio de la radio era siempre un recordatorio incómodo de que la tranquilidad nunca era duradera.

Alastor, con su sonrisa característica y su elegancia sobrenatural, inclinó ligeramente la cabeza. Sus ojos rojos brillaban con una mezcla de curiosidad y malicia.

—¿Cómo te sientes, Husker? — preguntó con voz melodiosa.

Husk frunció el ceño; su malestar fue evidente al ver a Alastor. Aunque había intentado mantener una actitud tranquila, la sola presencia del demonio le generaba una profunda incomodidad.

—Bien― se limitó a responder, tenso―... hasta hace cinco segundos.

Un aire de desdén juguetón rodeó a Alastor conforme se acercaba. Observó a Husk con una mirada inquisitiva, notando el cambio en su expresión y el descontento que emanaba de él.

—Vaya, qué maleducado. Solo venía a ver cómo se encontraba mi viejo amigo— las palabras del ciervo estaban impregnadas de un humor oscuro y distanciado.

Husk intentó mantener la compostura, pero su frente se arrugó, desagradado.

—No necesito tu ayuda— espetó, entre cansado y cortante―. Si vienes a eso, puedes irte.

🕷🕸️ • 𝑁𝑒𝑤 𝑠𝑖𝑑𝑒 𝑜𝑓 𝑚𝑒 • 🎰🂡 - (𝐻𝑢𝑠𝑘𝑒𝑟𝑑𝑢𝑠𝑡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora