🕷🕸️ • 𝑁𝑒𝑤 𝑠𝑖𝑑𝑒 𝑜𝑓 𝑚𝑒 • 🎰🂡 - (𝐻𝑢𝑠𝑘𝑒𝑟𝑑𝑢𝑠𝑡)

𝐏𝐮𝐛𝐥𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐝𝐢𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚𝐧𝐚 - 𝑃𝐴𝑅𝑇𝐸 𝐼𝐼

El acuario se erigía como un imponente edificio moderno, con grandes paredes de cristal que permitían ver los reflejos ondulantes del agua desde el exterior. Las luces de neón de colores vibrantes iluminaban el nombre del acuario y daban al lugar un aspecto casi mágico. Al entrar, el grupo fue recibido por un amplio vestíbulo con techos altos y una enorme fuente central que representaba una cascada cayendo sobre rocas artificiales, rodeada de plantas acuáticas y pequeños peces nadando en su base.

El aire olía a agua salada y cloro, mezclado con el leve aroma de palomitas y algodón de azúcar de los puestos cercanos. A lo largo de las paredes del vestíbulo había murales coloridos que representaban escenas submarinas, con criaturas marinas exóticas y paisajes de arrecifes de coral. El acuario estaba abarrotado de pecadores, diablillos y otros seres infernales que habían viajado desde lejos solo para ver la nueva atracción del infierno. La multitud se movía en un flujo constante, y sus voces se mezclaban en un murmullo cacofónico que resonaba por los pasillos del acuario.

En la entrada, Charlie y Vaggie se dedicaban a repartir folletos del gran show de talentos. La princesa, con su entusiasmo habitual, sonreía brillantemente a cada visitante que pasaba, extendiendo un folleto con esperanza en sus ojos.

—¡No se pierdan el increíble show de talentos del Hotel Hazbin!

Sin embargo, la respuesta de los pecadores era menos que entusiasta. La mayoría de los folletos eran arrugados y arrojados al suelo sin miramientos, o simplemente ignorados. Algunos se burlaban de Charlie mientras pasaban de largo, dejando sus intentos de promoción en la nada. Niffty, en lugar de repartir los folletos, se dedicaba a recoger los que eran tirados al suelo, asegurándose de que el lugar se mantuviera limpio. Su energía inagotable la hacía moverse con rapidez; su pequeña figura zigzagueaba entre las piernas de los visitantes mientras recogía los papeles arrugados con diligencia.

Vaggie, observando la escena, sintió una oleada de frustración. Miró a su novia, quien estaba tratando de convencer a un par de demonios para que asistieran al show. A pesar de sus mejores esfuerzos, los pecadores se alejaron riéndose y rechazando sus intentos.

—Esto no va a funcionar— murmuró la ex exorcista para sí misma, suspirando pesadamente. No podía evitar sentirse desalentada. El espectáculo de talentos parecía una causa perdida desde el principio, y ver a su novia enfrentarse a la indiferencia y el desdén de los pecadores solo reforzaba su escepticismo.

Al notar la expresión desanimada de Vaggie, Charlie se acercó a ella con una sonrisa esperanzadora.

—Vamos, Vaggie. ¡Anímate! — dijo con voz reconfortante, intentando transmitir su optimismo—. Estoy segura de que la gente irá al show. Solo tenemos que seguir intentándolo. Recuerda lo que Al siempre dice: "Nunca estás completamente vestido sin una sonrisa".

—Ajá— su novia enarcó una ceja, cruzándose de brazos al recordar al demonio de la radio—. ¿Y dónde está Alastor, a propósito? Debería estar aquí, colaborando y entregando folletos como todos los demás.

—Bueno— Charlie juntó sus manos, intentando mantenerse sonriente—, dijo que prefería quedarse planificando los detalles del show, así que no quise forzarlo a venir. Además—, añadió, mientras miraba a los pecadores que pasaban—, ¡estamos haciendo un gran trabajo aquí!

Vaggie, aunque agradecida por el intento de Charlie, no pudo evitar sentir una punzada de escepticismo.

—Cielo, mira a tu alrededor— suspiró, señalando los folletos arrugados en el suelo y la indiferencia de los pecadores—. No creo que esto vaya a funcionar. La mayoría de la gente ni siquiera se molesta en tomar los folletos.

Charlie mantuvo su sonrisa, aunque internamente se sintió menos segura sobre su plan. Recordó la vez que tuvo que convencer a los caníbales de participar en el exterminio. Con la ayuda de Alastor, las cosas habían sido más fáciles. Él tenía una manera de hacer que la gente escuchara, incluso cuando no querían. Pero ahora, él no estaba allí.