Lagrimas saladas.

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Las oportunidades siempre me llegaban una tras otra, el estar a cargo en la tienda del centro comercial era como un sueño. Era lógico el mencionar que no hostigaba a Miguel o Fiona, pero ese día fue uno de los más complicados que dimos haber tenido en la tienda.

—¡Rapido, niña, necesito llegar a mi casa antes de que sea de noche!

Gritaba una cliente molesta.

—Ya voy señora, aguantese un poco, ¿quiere? .

Mire a Fiona siendo lo más rápida posible con despachar a aquella cliente que por más de media hora no sabía que decir en comprar.

Tache de mis lista algunas cosas que ya habíamos realizado en la tienda hasta que la imagen de Miguel llegó a mi.

—Leni, hay tres señoras que quieren un vestido de gala con un toque "erótico" Pero derramaron juego en los vestidores y encima de los vestidos.

Me quedé atónita ante lo que me decía Miguel.

—¡Oh! ¡Eso es imperdonable! ¡Llevalos a lavar antes de que se sequen con el líquido —Ordene molesta por el descuido de aquellas mujeres.

—Entendido.

Respondió Miguel saliendo de mi Rando de visión.

Por mi parte me puse manos a la obra despachando a todo cliente que se me cruzara en frente. Mis manos se movían cada vez más rápido así como mis pensamientos, trataba de enfocarme en lo que hacia cuando de repente en frente de mi se presentó una persona que jamás había visto.

Un poco más alto que yo, una gorra negra, y ropa con un estilo deportivo, se acercó al mostrador en donde coloco una bolsa donde había escogido lo que hiba a comprar.

—Hola, mi mamá quiere comprar estos vestidos pero no se si les gusten, ¿me podrías ayudar con eso? Por favor.

Al momento de por su voz mi lenguaje corporal me había delatado completamente, no podía ocultar mi nerviosismo.

—Ah, S-si claro — respondí tomando la Bolsa en mano.

—Oh, pero me gustaría más verte usar esa ropa, necesito una modelo para poder saber que esta bien para llevar.

Sonreí ampliamente viernes dos los distintos estilos de vestidos que aquel chico tenía a comprar.

—¡Con gusto lo haré en seguida!

De forma que no comprendí para mi misma, salte el mostrador estando delante de el.  Me miro un poco asombrado por mi acción pero no parecía incomodar se.

Ví como Miguel se acercaba a mi limpiando sus manos con un pañuelo.

—Leni, termine con... Oh —me miro mientras hablaba con el chico.

—Miguel, ¿pueden vigilar la tienda mientras que me pruebo los vestidos que el chico quiere comprar?.

Trate de sonar suplicante.

Miguel por su parte se veía algo inseguro, pero la voz de Fiona resonó detrás de el.

—¡Miguel, te necesito aquí!.

—¡Rayos, bien Leni, pero no tardes por favor! .

Se dio media vuelta antes de irse.

—Vaya que están ocupados —me miro el chico —.No soy una molestia,¿verdad?.

Lo tome de la muñeca llevándolo hacia los probadores.

—No, claro que no, no tienes que preocuparte, eres un cliente después de todo.




The Loud House, sueño o realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora