.·:*¨Una Última Palabra¨*:·.

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Pasaron unos días y Tsukasa iba a la universidad mientras Rui se quedaba en casa, estudiando y aprendiendo a hablar mejor. Nada fuera de lo normal había ocurrido.

 El fin de semana llegó y Rui, tras investigar, descubrió que el sábado habría un festival cerca del parque. Decidió invitar a Tsukasa, quien aceptó sin pensarlo mucho.

El día del festival, la atmósfera era alegre. Los puestos de comida y juegos en el parque eran increibles. Tsukasa y Rui compraron bocadillos, jugaron muchos juegos divertidos y disfrutaron del tiempo juntos, olvidando por un momento el peligro de estar tan indefensos.

Cerca de las seis de la tarde, se sentaron a comer algo. Mientras compartían una bandeja de takoyaki, conversaron animadamente sobre sus planes y sueños. Tsukasa, con una sonrisa cálida, animaba a Rui a seguir esforzándose en aprender a hablar mejor.

Estás haciendo un gran trabajo, Rui. Estoy muy orgulloso de ti —dijo Tsukasa, con los ojos brillando de sinceridad.

Rui, sonrojado y feliz, le devolvió la sonrisa. Pero cuando ya era hora de irse, Rui quiso decirle algo importante a Tsukasa.

Justo cuando iba a hablar, una serie de disparos resonaron en el aire, rompiendo la tranquilidad del festival. Las personas comenzaron a correr en todas direcciones, gritando y buscando refugio.

Tsukasa y Rui, asustados, se unieron a la multitud en pánico y comenzaron a correr juntos. Pero entonces, un disparo más sonó, y Rui sintió un dolor punzante en su hombro. Cayó al suelo. Tsukasa, con su corazon latiendo rapidamente, miró hacia atrás y vio a Rui herido. Tres figuras conocidas emergieron entre la multitud, eran los tres científicos que habían irrumpido en su casa.

Tsukasa, sin pensarlo dos veces, se puso frente a Rui para protegerlo. Los científicos, con una frialdad aterradora, lo miraron.

Quítate del medio si no quieres salir herido —dijo uno de ellos.

Tsukasa, negó con la cabeza, no hiba a dejar que se llevaran a Rui asi de facil.

No. Daré mi vida por él si es necesario —respondió, con una voz firme.

Los científicos, sin mostrar compasión, levantaron sus armas y dispararon. Tsukasa sintió un dolor indescriptible cuando la bala impactó en su abdomen. Cayó de rodillas al suelo, sus manos temblorosas tratando de detener la sangre que brotaba de su herida. El mundo a su alrededor se desvanecía en un caos de sonidos y colores difusos.

...

Rui, al ver a Tsukasa caer, sintió una ola de desesperación y dolor. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras se acercaba a él, ignorando el dolor en su propio hombro.

—¡Tsukasa-Kun! —dijo Rui con voz quebrada, su corazón rompiéndose al ver el sufrimiento de su amigo.

Tsukasa, con gran esfuerzo, levantó una mano y la posó sobre la de Rui, tratando de ofrecerle consuelo en sus últimos momentos. Sus ojos, llenos de lágrimas, se encontraron con los de Rui, y en ese instante, el tiempo pareció detenerse.

—No... me rendiré... —murmuró Tsukasa con dificultad—. Te protegeré... hasta el final...

Tsukasa intentó levantarse, pero su cuerpo no respondía. Rui le rogaba que se quedara quieto, que no se moviera, pero Tsukasa, impulsado por una voluntad inquebrantable, se levantó tambaleándose. Los científicos, sin piedad, lo empujaron, haciendo que cayera nuevamente al suelo. Rui gritó de desesperación mientras los científicos lo sujetaban con fuerza, amarrándolo.

Maullidos que hablan🐾 ┆RuiKasa ┆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora