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Un día, cuando Tsukasa y Rui se encontraban en la cocina, disfrutando de su rutina diaria, Tsukasa notó algo extraño. Estaban preparando la cena, riendo y conversando, cuando algo detrás de la oreja de Rui llamó su atención.
—Oye, Rui, ¿qué es eso detrás de tu oreja? —preguntó Tsukasa, señalando el pequeño brillo metálico.
Rui frunció el ceño, llevándose la mano a la oreja y palpando el área. Al principio no sintió nada fuera de lo común, pero cuando Tsukasa se acercó para inspeccionar más de cerca, sus dedos encontraron un pequeño objeto incrustado en la piel.
—Espera, déjame ver —dijo Tsukasa con preocupación, tomando una pinza de la caja de herramientas que guardaban en la cocina.
Con cuidado, Tsukasa usó la pinza para extraer el objeto. Rui hizo una mueca de dolor, pero se quedó quieto, confiando en Tsukasa. Después de unos momentos de delicado trabajo, el pequeño dispositivo salió de la piel de Rui. Lo sostuvieron en la palma de la mano, observándolo con atención.
—Esto... parece un GPS —murmuró Tsukasa, sus ojos llenos de preocupación.
Rui lo miró con sorpresa y miedo en sus ojos. La idea de haber estado siendo rastreado todo este tiempo lo llenó de una mezcla de terror y enojo.
—¿Un GPS? Pero... ¿cómo? —preguntó Rui, tratando de comprender la magnitud de la situación.
Tsukasa frunció el ceño, inspeccionando el pequeño dispositivo más de cerca.
—Debe ser de los científicos. Querían asegurarse de poder encontrarte en cualquier momento —dijo Tsukasa, su voz llena de indignación.
Rui sintió una oleada de náuseas al darse cuenta de que no había estado realmente libre todo este tiempo. La presencia del GPS significaba que los científicos podían haberlo estado vigilando, incluso después de su fuga.
—¿Qué hacemos con esto? —preguntó Rui, su voz temblando ligeramente.
Tsukasa apretó los dientes, claramente enfadado.
—Lo destruimos. Y después nos aseguramos de que no haya más de estos dispositivos en tu cuerpo —respondió con determinación.
Decidieron buscar minuciosamente cualquier otro dispositivo que pudiera estar oculto en el cuerpo de Rui. Usaron una pequeña lámpara de mano y revisaron cada rincón, cada cicatriz, cada lugar donde pudiera haber otro dispositivo incrustado. Después de una exhaustiva búsqueda, no encontraron nada más, lo que les dio un pequeño alivio.
Tsukasa llevó el GPS al balcón y lo aplastó con una roca, asegurándose de que quedara completamente inutilizable. Cuando regresó, Rui estaba sentado en el sofá, mirando sus manos con expresión sombría.
—Oye, vamos a salir de esto —dijo Tsukasa, sentándose a su lado y poniendo una mano en su hombro—. No voy a dejar que te hagan más daño.
Rui levantó la vista, viendo la determinación en los ojos de Tsukasa. Esa mirada le dio una sensación de seguridad que no había sentido en mucho tiempo.
—Gracias, Tsukasa. No sé qué haría sin ti —dijo Rui, su voz llena de gratitud.
Tsukasa sonrió, apretando el hombro de Rui con cariño.
—Siempre estaremos juntos, Rui. Pase lo que pase.
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Después de deshacerse del GPS, Tsukasa y Rui decidieron centrarse en lo que podían controlar y prepararse para cualquier eventualidad. Aunque el dispositivo había sido destruido, la preocupación por lo que esto significaba no desapareció. Sabían que la presencia de un GPS implicaba que alguien seguía interesándose en Rui, y eso los mantenía en alerta.
La noche siguiente, mientras la ciudad estaba tranquila y sólo el sonido lejano de los coches rompía el silencio, Tsukasa y Rui se sentaron en el salón para discutir sus próximos pasos. La atmósfera en el apartamento era tensa, pero la presencia de Tsukasa y el apoyo mutuo les daba un sentido de propósito.
—Necesitamos asegurarnos de que no haya más dispositivos de rastreo —dijo Tsukasa, su tono serio—. Podría haber otros en algún lugar. También debemos considerar cambiar nuestras rutinas para no ser predecibles.
Rui asintió, su mente trabajando a mil por hora mientras procesaba la información. La idea de que podrían estar en peligro en cualquier momento lo preocupaba, pero el hecho de que Tsukasa estuviera a su lado le daba fuerza.
—Podemos revisar nuestros objetos y nuestro apartamento por si acaso —sugirió Rui—. Y tal vez deberíamos investigar si hay alguna forma de contactar a alguien que pueda ayudarnos con seguridad adicional.
Tsukasa asintió, satisfecho con la idea. Juntos, hicieron una revisión exhaustiva de todos sus pertenencias y del apartamento. Revisaron cada rincón, asegurándose de que no hubiera dispositivos ocultos o señales de intrusión. A pesar de su esfuerzo, no encontraron nada más.
Una vez que se sintieron seguros en cuanto a su entorno inmediato, decidieron investigar la posibilidad de obtener ayuda externa. Contactaron a un conocido en el ámbito de la seguridad, un viejo amigo de la familia de Tsukasa que trabajaba en la seguridad privada. Explicaron brevemente su situación, omitiendo detalles sensibles para proteger su privacidad.
Los días siguientes fueron una mezcla de normalidad y tensión. Mientras continuaban con su vida cotidiana, tomaron medidas adicionales para protegerse. Cambiaron sus rutinas diarias, comenzaron a utilizar rutas alternativas para sus desplazamientos y fueron más cautelosos con sus comunicaciones.
(Esta cortito este capitulo D:)
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Maullidos que hablan🐾 ┆RuiKasa ┆
FanficRui era un gato callejero, pero no un gato cualquiera; había algo especial en él que lo distinguía de los demás. Con su pelaje suave y brillante, y sus ojos llenos de misterio, Rui jugaba por el parque con la arena, pero entonces ve a alguien observ...