Capítulo Siete
-"Voy a ducharme."Yoongi se puso las manos en las caderas.- "Muévete."
Jungkook le gruñó suavemente.- "Espera a que Jimin te vea primero. El llegara pronto."
-"Quiero ducharme primero. Apesto. Tengo " se tocó el pelo -"cosas dentro de mi pelo, tal vez algunas estén vivas y no puedo soportarlo. Podría ducharme antes de llegue el médico. Apuesto a que el también lo agradecería. Ahora muévete".
-"Estás herido y cojeas. Si insistes en ducharte, me duchare contigo." Él agarro la cintura de los pantalones vaqueros.
-"¡No!" Yoongi lo fulminó con la mirada.- "De ninguna manera. Ni se te ocurra quitarte los pantalones. Ahora compórtate. Te conozco. Crees que soy tuyo pero déjame decirte algo. No pienso obedecer tus órdenes. Me duchare solo y tú te quedaras aquí. Ahora muévete."
Él gruñó de nuevo, pero se aparto del cuarto de baño. -"Yo no...tampoco obedezco órdenes."
-"No lo haré si tu no lo haces. Es lo justo." Min se detuvo en la puerta del baño.-"¿Podrías conseguirme algo de ropa? Por favor."
-"Llamare para ver si pueden traerla ahora".
-"Gracias." Yoongi entro en el baño. Encendió la luz y cerró la puerta. Tenía cerrojo así que lo uso.
-"Quita el cerrojo!" Rugió Jungkook.
Lo quito, apretó los dientes mientras giraba el pomo y abrió la puerta. -"Hablas muy fuerte. Estamos en mitad de la noche y apuesto a que los demás querrán dormir. ¿Podrías hablar más bajo? ¿Por favor?."
-"No vuelvas a cerrar una puerta entre nosotros o lo la tirare".
Min arqueo las cejas mientras miraba sus ojos exóticos, unos ojos que le recordaron, que él no era totalmente humano. Si eso se lo hubiera dicho un tipo normal, probablemente habría huido o puesto una orden de alejamiento. Pero Jungkook no era como los otros hombres. Tampoco pensaba como ellos.
-"Podrías caerte y lastimarte."
Se relajo al escuchar sus palabras. Él le había salvado la vida y sabía que había arriesgado la suya al hacerlo. Quizá tenía miedo de que se desmayara o algo así. Podía aceptar esta orden, pero solo porque estaba preocupado. No estaba seguro de que esa fuera la verdadera razón, pero lo haría.
-"Está bien. No cerrare la puerta, pero tú no entres "Cerró la puerta antes de que pudiera decir algo, pero no puso el cerrojo. Se acercó a un espejo y se estremeció. -"Vaya hombre" suspiró. -"Me veo horrible. Mira lo que me hizo el gato.."
En el instante en que las palabras salieron de sus labios, comprendió que no debería haberlas dicho. Miró hacia la puerta, se mordió el labio y espero que no lo hubiera oído. Volvió la mirada hacia el espejo cuando no escucho ningún gruñido furioso. Gracias a Dios. Él no me ha escuchado. Tengo que olvidarme de todos los dichos referentes a los gatos.
Su cabello estaba destrozado, lleno de tierra y de hojas secas. Tenía suciedad en la cara y marcas de haber llorado. La única parte de la cara que estaba limpia, era la herida que los paramédicos le habían limpiado.
La herida de su mejilla no era muy grande, pero tendría un gran moreton por la mañana. Se quito el jersey y lo dejó en el lavabo. Se miro el resto del cuerpo y casi se echo a llorar de nuevo. Tenía moretones en las caderas, en las costillas y en los hombros. Levantó la barbilla. -"Hijos de puta" Tenía la huella de una mano en el cuello. Su mirada bajo a su pecho y apretó los dientes. Estaba rojizo y con arañazos.
-"¿Estás bien?" pregunto junto a la puerta.
-"Sólo estoy revisándome las heridas del cuerpo. Estoy bien... pero muy enojado." Se quito las vendas de las muñecas para que no se mojaran.