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Cuando los rayos de la brillante estrella en el firmamento acariciaron con toques sutiles el rostro acendrado del chico, y la brisa amena y ligera que la mañana resplandeciente le regalaba al omega de fina figura sobre aquel colchón, fue que entonces le resultó imposible no abrir sus luceros avellana, tan brillosos y encantadores; dos ojos que parecían el sol mismo posando en ellos.

Taehyung sonrió bonito al escuchar el canto de las avecillas y el movimiento de los árboles que se sumergían en reposo placentero.

Abrió los ojos y parpadeó variedad de veces, acostumbrándose a la intensidad de la luz solar que se colaba altiva en su habitación. Miró a sus costados, buscando alguna presencia que recordaba haber sentido en medio de la noche, tan tranquila y sigilosa.

Como el fantasma de una caricia y el murmullo de una voz seductora.

O tal vez, sólo tal vez, Taehyung estaba cayendo en el abismo de la locura y el bochorno aún no había bajado su nivel todavía.

Suspiró, estirando su cuerpo para hallar relajación y quitar la poca tensión que sus huesos adquirieron durante la noche.

Bostezó un par de veces, aún somnoliento y con el celo apenas presente, cosa que le desconcertó puesto que su ciclo no terminaba a más tardar tres días.

Ese en particular había sido el más corto en sus veinte años y, para anexarle, fue el más extraño y placentero, por raro que sonase. Y es que Taehyung se sintió a gusto a lo largo de esas horas que parecieron interminables.

Así que, con pasos perezosos se dirigió a la puerta de la habitación, arreglando sus ropas desordenadas en el proceso, frunciendo el ceño al recordar que estaba saltándose el aseo matutino.

Miró con pereza la manija, acercando su mano y arrugando la nariz al oír que abría correctamente, pues en la noche, Taehyung recordaba, había intentado abrir la puerta para ir en busca del alfa, y al probar más de siete veces y que la bendita puerta no abriese, se había echado en el piso, con la espalda contra la madera dura que bloqueaba su libertad.

Se había rendido, con mejillas calientes y ojos llorosos.

Ahora, Kim Taehyung se hallaba más cuerdo, con cada una de sus acciones pasando cual caset en su mente, haciéndole llevar una de sus manos a la boca, cubriéndose esta con sorpresa.

Un grito ahogado fue todo lo que su cuerpo pudo dar como mera reacción a los acontecimientos hechos durante esas horas de celo.

"El señor Jeon va a matarme" entonces susurró, corriendo hasta el baño para hacer sus deberes mañaneros, con velocidad y precisión.

Al cabo de una hora y media que le llevó estar dentro del baño, el omega salió vestido y fue directo a colocarse sus zapatos, mordiéndose el labio inferior con insistencia, nervioso por lo que sea que sucedería durante el día.

No podía negar que claramente se encontraba avergonzado por sus actos y que en definitiva no deseaba verle la cara al señor Jeon hasta que tuviera al menos una pizca de valentía para enfrentarlo.

"¿Y si finjo demencia?" se cuestionó, negando después.

Claro que podía, mas su lado recto le indicaba pedir disculpas o de lo contrario no podría verle la cara al alfa por lo que le restara de existencia.

"No llevo ni cuatro días siendo su asistente y ya metí la pata"

Los constantes reproches hacia sí mismo reinaron sus labios mientras salía de la habitación y bajaba los escalones.

Y es que tanta fue su concentración que no vio al hombre sentado a la mesa, mirándolo fijamente, con un periódico en la mano izquierda y una taza de café en la otra, gafas puestas y vestido con un traje negro de franela a la medida.

Love and Passion | ᵇʸ ᴶᵉᵒⁿⱽˢˢⁱ ⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora