Capitulo 4

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El jefe convocó una reunión urgente para todos los adultos del pueblo, así que mi mamá anda para allá. Yo me encierro en mi habitación sin saber qué hacer. Camino de un lado a otro.

¿Y ahora qué va a pasar? ¿Se armará una nueva guerra? ¿Y si él muere?

En la última guerra murieron casi todos los hombres, incluido mi padre y mi abuelo, y también muchos lobos.

Bajo a preparar algo de comer para Ket y para mí. Ella espera sentada en la mesa mientras yo le preparo un delicioso sándwich.

— Kaylee, ¿tú crees que sobreviviremos a esto? — pregunta Ket con la voz entrecortada. Puedo notar el miedo en su voz. Me acerco y la abrazo fuerte.

— Todo va a estar bien, ya verás —  aunque no éramos el tipo de hermanos mejores amigos, nos apoyamos si alguna se necesita.

En ese preciso momento la puerta se abre, mamá entra con una expresión seria y va directo a la cocina a beber un vaso de agua.

Esto no pinta nada bien.

— Mamá, ¿qué pasó? —  pregunta Ket dejando a un lado su sándwich.

—  Hay problemas, los lobos están tomando la delantera. Por ahora, lo único que podemos hacer es doblar la vigilancia y si algo malo vuelve a pasar, atacarán.

— ¿Qué pasará con la abuela?

— No sé — dice ella pasando su mano por su cabello — Creo que tendremos que dejar de ir a verla.

— De ninguna manera, yo seguiré yendo, no le tengo miedo a los lobos.

Mi mamá y mi hermana me miran con cara de preocupación. Los lobos no pueden tocarme, ¿qué podría pasar?

— ¿Estás segura, Kaylee? — me pregunta mamá.

— Sí, mamá, no te preocupes.

—  Está bien, pero no te quedes mucho tiempo. —  Ket y ella se acercan y me abrazan. Me sorprende lo inestables que son.

Tomo mi canasta y salgo hacia la casa de mi abuela. El pueblo está tranquilo hoy. Todos están de luto, así que no están trabajando. No hay nadie en la calle.

Voy caminando por el sendero de siempre, el delicioso olor que destila mi canasta me tienta. Mamá cocina muy bien. Estos últimos días no he tenido mucho tiempo para disfrutar de la comida.

Ahora debo tener el doble de cuidado, si un licántropo me reconoce y le dice a los humanos que anduve en el bosque, estoy muerta.

Camino lentamente, tarareo una canción, mientras que el viento sopla levantando mi vestido por breves segundos. No le doy importancia y continúo mi largo camino.

Hasta que escucho un aullido, acompañado por pisadas, el miedo se hace presente. Intento disimular y apresurar mis pasos.

De entre los arbustos salta un majestuoso lobo blanco y me gruñe. Sus grandes colmillos se hacen visibles.

Este no es el

Voy retrocediendo poco a poco a medida que él se va acercando. Este lobo tiene varias manchas en su blanco pelaje. Es sangre.

No sé qué hacer, voy a morir, empiezo a correr desesperada con el animal pisándome los talones. Esto me hace recordar el día que fui al bosque. El lobo se acerca cada vez más, una piedra me hace tropezar y caigo al suelo , cierro mis ojos y me coloco las manos en la cabeza. El animal está casi encima de mí. Y entonces escucho golpes y gruñidos de dolor pero no me atrevo a abrir los ojos.

—  ¡Oye, levántate, ya estás a salvo! —  Esa voz. Es él.

Abro los ojos y lo encuentro comiendo los dulces de mi cesta. Es un lobo, creí que solo comen carne.

El bosque prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora