26 de octubre 2023
Hacían dos días que ya estaba bastante enojada con Enzo. Al borde de gritarle que deje de ser tan estúpido.
Florencia "estaba enferma" hace como una semana. Una semana que viene rompiendo los huevos a más no poder. Una semana que Enzo tuvo que ir todos los días a su casa, prácticamente vivir ahí y ser su niñero.
No me mal interpreten, no me molesta que el pase tiempo con sus hijos o que tenga que ir a su ex casa. De echo lo hace bastante, se ocupa de los chicos siempre, siempre atento y predispuesto y es algo que no me jode para nada. Pero Florencia es un caso aparte, se está recontra aprovechando de la situación, y lo que más me molesta es que cualquier persona podría hacer lo que llama para que el haga.
Una cosa es ocuparse de los chicos, y otras es ir a comprarle sus ibuprofenos y casi que darle de comer en la boca. Tiene personal doméstico, lo que no tiene al parecer es familia y/o amigos. Que densa.
Hoy por fin era viernes, por fin terminaba esta semana del orto que estaba teniendo.
—¿estas segura que te vas con Enzo no?— habla mi amiga y asiento.
—¿entonces los vemos en un rato no?— le pregunto a Candela porque iban a ir a comer y tomar algo con nosotros, pues viernecito, y ella asiente antes de besar mi cachete e irse.
Termino de juntar mis cosas y salgo de la oficina para justamente chocarme con Enzo.
—hola linda— dice el y besa mi frente, y yo sonrío aunque me cueste un poco. —me llamó Santi si puedo llevarlo a lo de un amigo, asique te llevo a casa y de ahí me voy, ¿sabes?— dice y instantáneamente cierro los ojos antes de asentir.
De camino a su casa voy callada a diferencia de el que habla y tira chistes como siempre.
—¿qué vamos a comer? acordate qué vienen Cande y Enzo.— le recuerdo antes de bajar y asiente.
—lo que quieras, pedí algo o compro de camino cuando vuelvo si querés.– me contesta y asiento antes de darle un beso y bajarme de su camioneta para subir a su departamento.
Entré y acomodé un par de boludeces que había en la mesa, me bañé, me sequé y planche el pelo, y cuando salí del baño a agarrar mi celular tenia varios mensajes pero ninguno de Enzo.
Julián que estaba en argentina me invitaba a salir, papá a almorzar mañana y Cande avisándome que ya estaban viniendo.
Suspiro antes de escribirle a Pérez y mejor retraso eso y pongo vasos, y snacks en la mesa del comedor. Subo al frizzer unas cervezas y saco gaseosas y agua también.
Unos treinta minutos después, les abro a nuestros amigos y entramos los tres.
—¿y el negro? no me digas que esta durmiendo porque no se aguanta la noche si no— dice Díaz gracioso y niego.
—se fue a llevar al hijo a una fiesta creo, me dijo que ya venía pero bueno nunca se sabe viste.— trato de sonar graciosa pero mi amiga me mira y hace muecas, como que ya sabe que en realidad estoy re caliente.
—ahora le mando mensajes para geder— dice el y asiento. —¿pongo unos temas?— dice y su novia asiente mientras el se dirige al parlante a conectar su celular.
—¿qué onda? ¿recién se fue?— me pregunta Cande despacio y niego virando los ojos.
—ni bajo, apenas vinimos se fue.— digo y ella se muerde el labio inferior.
—lo voy a llamar porque supuestamente traía el la comida, sírvanse ustedes.. ¡en el frizzer hay birra!— grito cuando subo por las escaleras.
Agarro mi celular y llamo a Enzo, que me responde al cuarto tono.
