8 de junio d 2023.
Era como el quinto día, que hacía todo lo posible para no cruzarme con Enzo, cuando me desperté el sábado y me acordé de todo casi me tiro por el balcón. Que borracha asquerosa.
Cuando le conté a Candela y a su chongo se me cagaron de risa, no es para tanto decían.. Hasta el lunes que tuve que venir a trabajar y ver a Enzo. De echo ese mismo día le cambié a Candela y fui a hacer fotos con la reserva. Si lo veía venir cerca me escapaba para el otro lado, ni hablar en el buffete, hace cuatro días estoy desayunando y almorzando en mi oficina. Diosss, quien me manda a tomar y decir esas estupideces.
—qué onda las muchachasss– dice Barquito cuando entra a nuestra oficina y nosotras lo miramos. —¿tomamos mates en el pasto? Tenemos una hora libre– dice y niego.
—no puedo, tengo que editar un montón.— miento descaradamente y Candela mira mi computadora que estaba jugando al solitario, y le suplico con la mirada.
—si vamos Ju, después yo te ayudo dale. Aprovechemos que esta lindo el día.— dice la muy guacha y me levanto de mi silla mirándola con una sonrisa muuuuy falsa.
Barco sonríe orgulloso, y pone sus brazos por nuestros hombros para ir hacia donde estaba su grupo. que no esté Enzo, que no esté Enzo... si estaba.
Me siento como India en la otra punta de donde estaba el y digo un hola general.
—¿mucho trabajo?— pregunta Eze Centurión y ladeo mis cabeza.
—míralas, tan trabajadoras.. ni parece que el finde se tomaron hasta el agua de los floreros— molesta Barco, yo lo miro mal, y Cande que estaba a su lado le mete un bife.
—hablando de eso, ¿cómo te fuiste? te perdiste mal eh— dice Enzo Díaz divertido y a este juro que lo mato o se la devuelvo algún día eh.
—me busco mi papá, tontito.— le digo y choco por un momento miradas con Enzo pero miro para otro lado rápido.
Barco y Diaz eran los más cargosos por lejos, siempre tenían pilas, y siempre estaban jodiendome.
Tomamos unos mates que cebaba Nico y cuando paso media hora masomenos me estaba levantando para volver a mi oficina, me sentía muy observada y me moría de vergüenza.
—fua ortiva ¿ya te vas?— dice Barco y asiento.
—tengo que trabajar, no estoy al pedo como ustedes dos— los peleo ya que se estaban pasando una pelota y ya me habían pegado apropósito algunas veces. —córtala vos, porq...—
—CHE, ¿NADIE ME VA A SALUDAR?— escucho esa voz, esa tonada y me giro rápidamente olvidándome de todo. Me levanto en dos segundos y empiezo a correr en dirección al dueño de ese grito.
—¡JUUUUUUU!— digo antes de saltar arriba de mi mejor amigo, que me agarra con una mano y medio que se trastabilla por la fuerza que hice.
—Hola Julietita— dice Julián y me abraza fuerte. Me bajo y lo suelto para volver a mirarlo y asegurarme de que era el.
—no me dijiste que venías.— digo lloriqueando y el me acomoda el pelo atrás de mi oreja.
—era sorpresa, tontita. Le escribí a tu papá y me dijo que estabas acá todavía— dice y me estira de los cachetes. —Te extrañe mucho, gordita— dice y vuelvo a abrazarlo y pegar un gritito..
Vuelvo a la realidad cuando escucho a los otros que silban y gritan por julian, asique ahí lo suelto y camino tras el que va para ahí.
Todo el grupo de los que estaban tomando mates conmigo lo reciben y lo saludan con alegría, risas y abrazos. Entre ellos Enzo, que no me hace ni una mueca, pero a Juli lo saluda igualmente feliz.