Capítulo 1: Una Dualidad Insospechada

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El sol se filtraba por las cortinas, iluminando suavemente la habitación de Alex. El sonido del despertador rompió la tranquilidad de la mañana, obligándolo a levantarse. Alex, un chico de quince años, era conocido por ser un buen estudiante, amable y con un círculo cercano de amigos. Sin embargo, desde que había entrado en la adolescencia, lidiaba con un problema que lo había acompañado toda su vida: la ansiedad.

Alex se estiró, tratando de sacudirse el sueño. Su madre, Teresa, lo llamó desde la cocina, avisándole que el desayuno estaba listo. Alex se apresuró a vestirse y bajar las escaleras. La cocina, siempre cálida y acogedora, olía a tostadas y café recién hecho. Su padre, Roberto, ya estaba sentado en la mesa, leyendo el periódico.

—Buenos días, hijo —dijo su padre sin levantar la vista del periódico.

—Buenos días, papá. Hola, mamá —respondió Alex, sentándose a la mesa.

—¿Listo para otro día de escuela? —preguntó Teresa, sirviendo un plato de huevos revueltos frente a él.

—Sí, supongo —respondió Alex, tratando de sonar más entusiasta de lo que realmente se sentía.

La escuela había sido siempre un lugar seguro para Alex, pero últimamente, sus episodios de ansiedad se habían vuelto más frecuentes e intensos. Cada vez que tenía que hablar en público o enfrentarse a una situación nueva, sentía que el peso del mundo caía sobre sus hombros.

Ese día, Alex tenía que presentar un proyecto en la clase de Historia. Aunque había trabajado duro en ello y conocía bien el tema, el simple pensamiento de pararse frente a sus compañeros a presentar un tema que no estaba seguro de dominar lo aterrorizaba. Mientras se dirigía a la escuela, trataba de calmarse, recordando las técnicas de respiración que le había enseñado su terapeuta.

La mañana pasó sin mayores incidentes. Alex se concentró en sus clases, tratando de no pensar en la presentación. Finalmente, llegó la hora de Historia. La maestra, la señora Ramírez, comenzó a llamar a los estudiantes para que presentaran sus proyectos. Alex sintió que su corazón latía con fuerza en su pecho. Cuando llegó su turno, se levantó de su asiento y caminó hacia el frente del aula.

—Muy bien, Alex, ¿qué nos tienes preparado hoy? —preguntó la señora Ramírez con una sonrisa alentadora.

Alex tragó saliva y comenzó a hablar, pero apenas había dicho unas pocas palabras cuando sintió que su ansiedad aumentaba de manera insoportable. Su visión se nubló y un zumbido llenó sus oídos. Cerró los ojos, deseando desaparecer. Y entonces, ocurrió algo extraño.

Un destello de luz envolvió su cuerpo y, cuando abrió los ojos, ya no era Alex. En su lugar, una chica de cabello largo y brillante, con facciones delicadas y una figura esbelta, estaba de pie frente a la clase. Llevaba la misma ropa que Alex, lo que hacía que su apariencia fuera aún más sorprendente. La chica sonrió, desinhibida y llena de confianza.

—¡Hola a todos! —dijo con voz clara y melodiosa—. Soy Alex, y hoy les hablaré sobre algunas culturas de la India.

La clase quedó en silencio, sorprendida por el repentino cambio. La maestra Ramírez, sin embargo, parecía menos sorprendida de lo que cabría esperar, siendo aquello sólo una fachada para no causar pánico. Aunque era obvio que no entendía lo que había ocurrido, decidió no interrumpir y dejar que la chica continuara.

Alex habló con una seguridad que nunca había tenido. Explicó el proyecto con detalles y claridad, respondiendo a las preguntas de sus compañeros con una sonrisa en los labios. Cuando terminó, la clase estalló en aplausos. La señora Ramírez asintió, visiblemente impresionada.

—Excelente presentación, Alex. Puedes regresar a tu asiento.

Alex asintió y caminó de regreso a su lugar. Mientras lo hacía, sintió una extraña sensación en su interior, como si algo estuviera tirando de ella. Se sentó, cerró los ojos por un momento y, cuando los abrió, era Alex nuevamente. Miró a su alrededor, aturdido y confundido. Todos se dieron cuenta del cambio, incluidos sus amigos más cercanos, quienes lo miraban con preocupación y curiosidad.

La campana finalizó la clase, y Alex recogió sus cosas rápidamente. Sus amigos, Marta y Carlos, se acercaron.

—¿Qué acaba de pasar? —preguntó Marta, claramente sorprendida.

—No lo sé —respondió Alex, aun tratando de comprender lo que había ocurrido—. Es como si me hubiera transformado en otra persona.

—Bueno, eso fue lo que pasó, y esa otra persona fue increíble —dijo Carlos con una sonrisa—. Nunca te había visto tan seguro de ti mismo.

Alex asintió, pero la confusión y el miedo seguían presentes. ¿Qué había desencadenado esa transformación? ¿Y por qué había sucedido justo en el momento de mayor ansiedad? Mientras caminaba hacia su casa, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido. Decidió que necesitaba respuestas.

Esa noche, después de la cena, se encerró en su habitación y comenzó a buscar en internet cualquier cosa que pudiera explicar su experiencia. Pasó horas leyendo sobre fenómenos paranormales, cambios de identidad y trastornos psicológicos, pero nada parecía encajar con lo que le había ocurrido. Finalmente, exhausto, se dejó caer en la cama.

—¿Qué me está pasando? —murmuró antes de quedarse dormido.

Lo queAlex no sabía era que ese día había sido solo el comienzo. A medida que suansiedad continuara afectándolo, esa versión desinhibida y carismática de símismo volvería a aparecer. Y con cada transformación, Alex descubriría mássobre sí mismo y el misterioso poder que parecía haber despertado en suinterior.

Crisis DualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora