Capítulo 21: Un Plan Audaz

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Pasaron casi seis semanas desde la última consulta en el hospital y el inicio del verano se acercaba. Alex seguía sin recibir noticias de los médicos, lo que lo mantenía en un estado constante de ansiedad. Sin embargo, había encontrado un pequeño consuelo en el hecho de que Alexia no le había pedido hacer nada más desde entonces. De vez en cuando, le permitía quitarse los aretes con la condición de que ella elegiría cuáles debía ponerse después. Esta dinámica había creado una especie de tregua entre ellos, aunque siempre en una cuerda floja.

Mientras tanto, Sofía estaba tramando un plan audaz. Había pasado mucho tiempo reflexionando sobre sus sentimientos hacia Alex. Reconoció para sí misma que le había tomado un cariño especial. Alex era un chico atento, inteligente y amable. Además, había algo en los cambios que Alexia había traído a su apariencia que le provocaba una sensación placentera. A veces, pensaba que sería lindo que él abrazara más ese lado femenino.

Una tarde, mientras estaban en la biblioteca estudiando, Sofía no pudo evitar dejar que sus pensamientos divagaran. Observó a Alex, quien aún llevaba los aretes elegidos por Alexia, y sintió una mezcla de ternura y curiosidad.

—Alex, ¿alguna vez has pensado en... ya sabes, en qué pasaría si intentaras aceptar lo que Alexia quiere? —preguntó Sofía con cautela.

Alex levantó la vista de sus libros, sorprendido por la pregunta. —¿Qué quieres decir?

Sofía se sonrojó ligeramente, pero continuó. —Quiero decir, sé que te pone ansioso y todo, pero... ¿alguna vez te has preguntado si aceptarlo podría hacer que Alexia se calme? Tal vez, si lo intentas, ella no se presentará tanto.

Alex suspiró. —No sé, Sofía. Es complicado. Ella siempre está buscando maneras de controlarme. No quiero darle más poder.

—Lo entiendo —dijo Sofía, acercándose un poco más—. Pero he estado pensando mucho en esto. Quizás, solo quizás, si intentas abrazar ese lado, podrías encontrar un equilibrio. Podrías probarlo, y si no funciona, al menos sabrías que lo intentaste.

Alex miró a Sofía a los ojos, notando la sinceridad en su expresión. —¿De verdad crees que eso funcionaría?

—No lo sé con certeza, pero pienso que vale la pena intentarlo. Además... —Sofía se mordió el labio, dudando por un momento—. Además, creo que te ves bien con esos cambios. Me gusta verte así.

Alex se sonrojó, sorprendido por la confesión de Sofía. —¿De verdad?

—Sí —respondió Sofía con una sonrisa tímida—. Creo que hay algo bonito en la manera en que te ves. Y si eso te ayuda a llevarte mejor con Alexia, entonces tal vez sea algo bueno.

Alex suspiró de nuevo, reflexionando sobre lo que Sofía había dicho. Por un lado, la idea de aceptar lo que Alexia quería le provocaba ansiedad, pero por otro, la posibilidad de encontrar paz y equilibrio era tentadora.

—Está bien, lo intentaré —dijo finalmente, sintiendo una mezcla de determinación y nerviosismo.

Sofía sonrió, contenta de que Alex estuviera dispuesto a considerar su sugerencia. —Gracias, Alex. Sé que no es fácil, pero estoy aquí para apoyarte.

Los días siguientes, Alex comenzó a hacer pequeños cambios. Continuó usando el brillo labial que Alexia le había sugerido, aunque aún con cierta reticencia. También permitió que Alexia eligiera los aretes que debía ponerse cada día. Cada vez que lo hacía, Sofía estaba a su lado, brindándole apoyo y ánimos.

—Te ves muy bien hoy, Alex —dijo Sofía una mañana mientras caminaban hacia la escuela—. Me gusta cómo resalta el brillo labial en tus labios.

—Gracias, Sofía —respondió Alex, tratando de aceptar el cumplido con gracia.

A medida que pasaban los días, Alex comenzó a notar un cambio en la actitud de Alexia. Parecía más calmada, menos insistente. Sin embargo, Alex aún sentía una gran incertidumbre sobre lo que el futuro le deparaba.

Una tarde, mientras estudiaban en la biblioteca, Sofía se acercó a Alex con una propuesta.

—Alex, he estado pensando en algo más —dijo, su voz llena de entusiasmo—. ¿Qué te parece si este fin de semana hacemos algo diferente? Podríamos ir de compras y ver algunas cosas que te puedan gustar. Quizás encontrar algo que te haga sentir más cómodo con estos cambios.

Alex dudó por un momento, pero luego asintió. —Está bien, lo intentemos.

El sábado siguiente, Sofía y Alex se encontraron en el centro comercial. Sofía estaba emocionada por la oportunidad de ayudar a Alex a explorar su lado femenino de una manera más positiva.

—Vamos a empezar por aquí —dijo Sofía, guiando a Alex hacia una tienda de ropa—. Quiero que elijas algunas cosas que te gusten. No tienes que comprarlas si no quieres, solo quiero que te sientas libre de explorar.

Alex se sintió un poco incómodo al principio, pero con la ayuda de Sofía, comenzó a relajarse. Eligieron algunas prendas y se dirigieron al probador.

—Prueba esto —dijo Sofía, entregándole un vestido elegante—. Creo que te verás genial con él.

Alex entró al probador, sintiendo una mezcla de nerviosismo y curiosidad. Se puso el vestido y se miró al espejo. Para su sorpresa, no se sintió tan mal. De hecho, había algo en la forma en que el vestido caía sobre su cuerpo que le resultaba... interesante.

—¿Qué te parece? —preguntó Sofía desde fuera del probador.

—No está mal —respondió Alex, saliendo para mostrarle el resultado.

—Te ves increíble —dijo Sofía, sus ojos brillando de emoción—. Realmente te queda muy bien.

Pasaron el resto del día probando diferentes atuendos, accesorios y zapatos. Cada vez que Alexia hacía un comentario en su mente, Sofía estaba allí para brindarle apoyo y asegurarse de que se sintiera cómodo.

Al final del día, Alex se sintió agotado pero satisfecho. Había sido una experiencia diferente, pero con el apoyo de Sofía, había encontrado una pequeña parte de sí mismo que estaba dispuesto a aceptar.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Alex se miró en el espejo y vio a Alexia sonriendo.

—Hiciste un buen trabajo hoy, Alex —dijo Alexia—. Estoy orgullosa de ti.

—Gracias —respondió Alex, sintiendo una extraña sensación de paz.

Sinembargo, sabía que aún había mucho por delante. Las palabras de Sofía resonabanen su mente, y aunque el futuro era incierto, estaba dispuesto a seguirexplorando y encontrando un equilibrio.

Crisis DualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora