Prólogo

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Prólogo

Decir Magna significa hablar de una gran ciudad, un prestigioso puerto y mucho comercio. Caminar por sus calles era toda una aventura. Entre tiendas y vendedores, pregones y turistas. La ciudad a penas dormía de fiesta, y solía amanecer temprano para cada jornada. Las primaveras se bañaban de colores y trinares de aves. Los inviernos eran fríos, pero no lo suficiente invasivos como para negar una caminata a la luz de la luna. Era una ciudad viva. Al menos eso recuerda mis ojos inexpertos de 10 años.

Si, así era Magna. Así era para muchos. Pero todo cambio. ¿Quieres saber cómo una ciudad casi perfecta perdió su nombre? Pues acompáñame. Ven para que sepas como cayó la magnífica Magna.

Te preguntarás quién soy yo. Así que me presento: Aitana Román, para quien lo quiera saber. Aunque hayas vivido allí en tiempos buenos dudo que me reconozcas. A no ser que fueras a la secundaria Ancest School o vivieras en la calle 14. En fin, era una chica normal de 15 cuando todo paso. Vivía con mis abuelos una vida muy tranquila. ¿Mis padres? Soy huérfana, y eso no tiene importancia.

Acompáñame en mi recuerdo y te diré como en 3 días cayó la gran ciudad que un día fue Magna.

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