Capítulo 1

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Capítulo 1

Lunes

Las mañanas de Lunes siempre son pesadas. Levantarse temprano. Desayunar rápido. Despedirme apresuradamente de mis abuelos e ir a la escuela. Eso llevaba haciendo desde que comencé a estudiar. Antes de ello no tengo muchas memorias. Aunque pensándolo mejor, así se resumía mi vida. Levantarme, comer, estudiar, pasar unas horas con mis seres queridos, y volver a dormir. Tranquilo, sencillo, y monótono.

- ¡Tana! - Mi mejor amigo hacerme señas a la distancia. Nos juntábamos en la esquina de nuestras casas.

Siempre íbamos juntos a la escuela. Caminábamos por las monótonas calles de Magna. En ocasiones, te podías encontrar con algún transeúnte que ofrecía sus cordiales "Buenos días". También era normal ver un tránsito alocado en las mañanas del centro de la ciudad. Este solo era un día más.

- Hola Rey...- Así lo saludaba para caminar a su lado a paso lento.

- Es King... Tengo un prestigio que mantener. - Rio por sus palabras. Siempre me decía eso cuando lo llamaba por su diminutivo.

- ¿Cómo te ha ido? - Esa sería una pregunta típica. Pero para King tenía cierta importancia, aun cuando le restara validez con un bostezo forzado.

- Lo mismo de siempre. - Respondió restándole importancia. - Ayer conseguí un posible punto en el puerto. Así que hoy tengo trabajo.

Si: Lo mismo de siempre. Tener a tu mamá mirando fijo a una pared no debe ser fácil. King estudiaba, trabajaba y se ocupaba de su mamá enferma. No. No era fácil. Menos para un joven de 15 años.

- ¿De qué se trata? - Le pregunté curiosa. De todas maneras, aún faltaba unas calles para llegar a la escuela, y la primera clase es de Matemáticas. Eso significaba: dormir.

- Ni que me fueras a acompañar. - Respondió burlón.

Pero después me contó que se trataba de una especie de grupo que comercializaba cosas ilegales en el puerto. Le habían dicho que si conseguía información sobre productos locales de esa índole le pagarían muy bien. King solía meterse en algunos negocios buscando información o proponiendo ciertos productos. Nada lo suficientemente complicado como para comprometerlo, ni demasiado insignificante como para ser mal pagado. Las autoridades casi siempre hacían de la vista gorda mientras no hubiera muertes por medio, y eso no solía suceder en Magna.

- Tengo pensado ir al casino. - Soltó como si nada a la hora del recreo.
Yo solo me eché a reír. No lo dejaran entrar por ser menor de edad. Así que era una tontería de pies a cabeza.

- No te rías. - Me regaño. - Si no me dejan entrar por la puerta lo haré por una ventana. Pero conseguiré información.

Le ignoré por el resto del día. Hablamos de otras cosas. King es mi amigo de la infancia. Siempre nos apoyábamos y acompañábamos. Comenzó con ese tipo de trabajos cuando tenía 11 años, en ese entonces su mamá cayó en cama, y él tuvo que valerse por su cuenta. Su físico cambio mucho desde ese entonces. Antes era un niño bajito y menudo. Solía tener una bonita piel blanca y cabello corto. Con el tiempo se dejo crecer el cabello, quizás algo descuidado, al no tener el corte mensual de su madre. Debía amarrarse su negra cabellera para entrar a la escuela. Su piel esta bronceada y llena de pequeñas cicatrices. Probablemente por su trabajo en los puertos.

- Ten cuidado hoy. ¿Sí? - Le pedí al final del día cuando ambos debíamos ir a nuestras casas. - El casino es peligroso, no es como el muelle. Muchos negocios sucios suceden allí. Si alguien te ve...

- Tranquila. - Dijo con una mano en mi hombro. - Nadie me verá. - Luego comentó con humor.- Para más seguridad te llamaré a la hora que salga.

Siempre me decía eso, y también lo hacía. Solo que yo veía la llamada en la mañana. Estaba dormida a esa hora.

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