Capítulo 11
Hace solo unos días pensaba que la decisión más difícil que tomar era la de una prueba. La típica: “Marca con una x la respuesta correcta: A, B, o C”, era una pregunta estúpida mientras miraba a la señora Betty caminar a su paso hacia la calle central. ¿Debería ir con ella? Me ordenó seguir hacia los barcos. Dijo que me alcanzaría. No debería de dudar. Pero, por alguna razón, creo que será la última vez que la veré. ¿Puedo ir con ella? ¿Qué tal si la convenzo de dejar al abuelo y…? No, tampoco quiero perder al abuelo.
-Entonces…- Hablo Rafael y regrese mi mirada a él. - … ¿Me acompañas a los muelles?
- Si, eso parece. – Dije desanimada dándome cuenta que mi abuela ya no estaba a la vista. Ajuste el bolso que ella me dio al hombro para andar más rápido.
Bajé mi rostro avergonzada. Mordí mis labios para no dejar salir ningún sollozo. No quiero llorar de nuevo. Debo tener fe. La señora Betty siempre regresa. Siempre sabe como encontrarme. Aun en las mayores multitudes de los desfiles locales, ella siempre sabía dónde estaba. Caminaba en la multitud hasta mí, y nos regresaba hasta donde el abuelo nos esperaba, para luego ir a los juegos. Además, no sabemos cómo funciona esta evacuación. Mejor ya estar dentro, y desde allí facilitarle la entrada a mis abuelos. Si, eso haré.
-Vamos. – Dije para caminar junto a Rafael, aun sin poder levantar la mirada.
La caminata fue silenciosa. Hice todo lo posible por no ser una carga, no quería quedarme atrás. Cada rato me sentía tentada a detenerme y correr hacia mi espalda. Confío en que como ella dijo: Regresaría con el abuelo antes de zarpar, y nos encontraríamos. Revise mi reloj, son poco más de las 3:00 PM, aún hay tiempo.
-¡Vaya! - Escuche la exclamación de Rafael y eleve la mirada asustada.
Solo quedaban un par de kilómetros para estar en los muelles. Debería ser posible verlos. Sin embargo, la fila de personas más adelante lo dificulta. Quizás más personas se enteraron de la evacuación, o están buscando vías de escape. Sin dudas, hubiera sido muy fácil solo subir a esos barcos y esperar a que zarparán.
-Parece que tendremos que hacer cola. – Comentó Rafael por lo bajo.
Lo miré detenidamente, y reparé en la mochila que llevaba en sus hombros. Había salido de una tienda cuando lo encontramos. ¿Qué llevaría con él?
-¿Qué llevas contigo?- Preguntó curioso.- Espero que al menos hallas dejado los libros de la escuela, ya no te harán falta.
Me sonrojo a sus palabras, y él lo notó. Traía mi mochila tal y como salió de casa la mañana pasada. Salvo por la merienda y el agua que ya la habíamos devorado el día anterior. No tengo nada comestible conmigo. Aunque, ahora recuerdo, tengo el bolso de mi abuela conmigo.
-Espero que tu abuela te haya dado cosas más útiles en ese bolso. - Lo mire con molestia para revisar el interior del mismo.
Mientras caminábamos en la fila acomode el bolso para mirarlo. La señora Betty si estaba preparada. No sé en qué momento lo preparo. No estuvimos ni diez minutos en casa. Además, nuestra nevera había sido saqueada. Pero cuando fuimos a casa debió tomar estas cosas. Algunos enlatados, galletas y dos pomos con agua. Después debo revisar mejor, hay más cosas. Me doy cuenta que Rafael no quita sus ojos de mí.
-¿Qué te pasa?- Le pregunte acusadoramente.
-Creo que podemos hacer buen equipo. - Dijo sin más mientras seguimos caminando.
No respondí nada. ¿Equipo? Nos mantuvimos en silencio mientras la fila seguía avanzando. Paso a paso los barcos se hacían más visibles y el sol seguía su viaje por el cielo. El tiempo pasaba y algunas personas nuevas llegaban a la fila.
-¿A qué te refieres con equipo?
-Es lo que creo. Hemos llegado bastante lejos. ¿O no te has dado cuenta? - Comentó con seguridad. - En la escuela con tu información y con mis palabras, o hace unas horas. Probablemente salvamos a muchos de los que están en esos barcos. - Señaló a las embarcaciones.
Comenzamos a subir por las rampas en filas de uno. Un militar y un médico esperaban en la entrada para revisar nuestros ojos y tomarnos la temperatura. Seguimos caminando al interior del navío. Había personas sentadas en cubierta, hablaban en murmullos, otros miraban al mar, o gritaban hacia alguien en la fila. Miré a las personas fuera, no podía distinguir a nadie conocido. Bueno, son tres barcos, espero que los abuelos puedan embarcar antes que se vaya el sol. Me senté abrazando el bolso y mi mochila. No estoy de acuerdo con Rafael, al menos no completamente. Sus palabras llevan en medio una intención. Luego que logre su cometido, me pagara de una manera si esta agradecido o siente que me debe algo. Si lo pienso en esa lógica, ya le debo algo. ¿No? Pero no es mi lógica.
-Quizás. - Respondí sin mirarle, aun abrazando los bolsos.
-Admito que te he subestimado- Dijo con una sonrisa seductora. Pero al ver que no obtenía respuestas de mí, agrego algo nuevo. - Hay muchos desconocidos aquí. Mejor mantenernos juntos.
Dicho eso se apartó de mi lado. Lo vi caminar por la cubierta del barco cuya proa lo nombraba como “Roca Escarlata”. Las personas avanzaban y exigían un espacio entre el piso de madera de aquel navío. Me dejó sola con mis pensamientos. Supongo que es su manera de decir que debemos trabajar juntos. Pero, en este momento, solo puedo pensar en mis abuelos. A penas quedan unas pocas horas para que sean las ocho.
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Magna
Mystery / ThrillerMagna es una gran urbe, como su nombre lo pregona. Una ciudad preciosa y magnífica. ¿O debería decir lo "era"? En fin: Una extraña enfermedad, una mafia local, secretos ocultos y mucho más. Todo ello perturba la paz de esta urbe moderna. Acompaña a...