Podía oír el caer de la lluvia, le gustaban los días lluviosos, eran días en los que podías relajarte y fluir al igual que el agua, sin preocuparte por algo, solo por ti y tú descanso. Sin embargo no le gustaba cuando llovía y tenía que ir a la escuela, era todo un reto pararse de su cama y salir a estudiar, pero igual lo lograba.
Despertó un poco somnoliento aún, sus ojos azules cuál zafiro, estaban un poco llorosos, pidiendo cinco minutos más, minutos que desafortunadamente no le fueron concedidos.
— ¡Joven Giyuu! Está listo su desayuno — Escuchó desde el otro lado de la puerta, suspiro sin muchas ganas, levantándose de su cama, para ir al baño y darse una ducha rápida.
Unos minutos más tarde, ya estaba vestido con su uniforme limpio como siempre, se colocó un poco de loción en su bello cuerpo, ato su cabello cuidadosamente para no enredarlo. Una vez que estuvo listo, se miro al espejo, lucia muy presentable y bonito, si, así se sentía, todos siempre le recalcaban su belleza heredada por su madre, sonrió levemente, su día comenzaba como siempre.
Bajo las escaleras que ya conocía a la perfección, cuidadosamente, observo a sus padres en el comedor, su madre lo miro bajar y sonrió cálidamente.
— Buen día, hijo — Le hizo un ademán para sentarse a su lado, puesto que su asiento habitual, estaba ocupado por cosas del trabajo de su padre.
— Buenos días Madre — Miro el platillo delante de el y se deleitó con su desayuno, era su favorito, aunque su padre le decía que era más comida, que desayuno. — Buen día, Papá — Su padre le sonrió, sin embargo no le respondió por estar en una llamada.
— Dime ¿Estás nervioso por tu primer día? — Pregunto, mientras comenzaba a comer
— Un poco, ya conozco a mis compañeros, pero los maestros me tienen un tanto preocupado — Respondió simple.
— Tranquilo, te irá muy bien, recuerda ser amable — Giyuu hizo una mueca leve, pero no replico. — Si algo sale mal, llamame, sabes que mamá siempre estará ahí — El azabache asintió en respuesta.
— ¿Mi hermana como está? —
— Ayer hablé con ella, estaba muy paranoica por su primer día. Quería memorizar todo el reglamento casi, irse a otro país la puso muy nerviosa — El no se imaginaba por nada del mundo, irse a estudiar la universidad lejos de casa, aunque le fascinaba la idea, entraría en una crisis nerviosa.
— Me imagino —. Siguieron hablando de cosas triviales, bromearon y se dieron ánimos para comenzar su día, el tiempo transcurrió algo rápido a su parecer.
Ahora se encontraba en su lujosa camioneta rumbo a la escuela y aunque el estaba muy aburrido, no se atrevia a hablar con su chófer que estaba atento al camino. Intento distraerse mirando por la ventana, pero la lluvia le impedía ver con claridad.
Un rato después, cuando la lluvia ceso, pudo ver por su ventana a un chico un tanto ¿Peculiar? Si en su vocabulario existieran palabras antisonantes, ya las hubiera dicho. Lo miro con cierto asco, pues su apariencia era todo menos buena. Empezando por su ropa, la cual se veía desgastada, sus pantalones de mezclilla negros, parecían grises y su camisa blanca la cual en estos momentos era transparente por el agua, dejaba ver unas marcas impuras. Esas cicatrices estaban en su pecho y otras más en sus brazos y rostro, eso a Giyuu se le hizo grotesco y muy feo, sin duda la gente pobre era fea o eso pensaba. Afortunadamente no tenia que verlo más, gracias a qué su auto le hizo saber que ya habia llegado a su destino.
— Que tenga un buen día, Joven Giyuu — No se inmutó ante las palabras de su chófer, solo bajo con cuidado y cerro la puerta tras de si.
Sin embargo, al intentar caminar hacia su colegio, choco con alguien más, pudo notar otra vez, esas marcas grotescas, junto a un corpulento cuerpo, que lo sujeto por los hombros, el azabache sintió un escalofrío ante el tacto.
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Prejuicios [SANEGIYUU]
FanfictionEn un mundo donde la clase social define el destino, Sanemi Shinazugawa y Giyuu Tomioka viven en universos paralelos. Giyuu, proveniente de una familia adinerada, es mimado y malcriado, pero en secreto anhela atención y amor. Por otro lado, Sanemi...