Capitulo 5

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Conocen la sensación del mal tercio ¿No? Pues Giyuu puede explicárselas en este momento.

La mirada zafiro contemplaba desde atrás (Posición perfecta para el mal tercio, según el) la química amorosa que rodeaba a la parejita de enfrente. Una chica pelirosa y un chico azabache iban platicando alegremente de temas que Giyuu ni siquiera sabía que le gustaban a su amiga, él les dejó de prestar atención desde que comenzaron a hablar de gatitos, para el los animales eran su mayor fobia, después de ser pobre claro.

El azabache era totalmente ignorado por los otros dos, podía irse y ellos ni siquiera lo notarán y ¿Por qué no lo hacía? Simple, Shinobu lo había amenazado, el plan inicial era que la ojimorada era la que sería el mal tercio, pero le surgió un inconveniente y en su lugar mando a Tomioka ¿Para que? Pues según ella para que Mitsuri este a salvo, ya que aún no confiaban tanto en Obanai y sentía que les quería robar a su pequeña pelirosa, así que ahí estaba el ojiazul contemplando todo aburrido, incómodo y con esa necesidad de ser tragado por la tierra y escupido en un spa, para liberar toda la tensión de los últimos días. Su estómago rugía de hambre y no era para menos, llevaban dos horas caminado por toda la ciudad, sin ningún propósito, a él le dolían los pies y los ojos, por contemplar tantas escenas cursis.

— ¡Giyuu-san! ¡Iremos a comer! Pero no logramos decidirnos, ¿Qué prefieres? ¿Hamburguesas o Ramen y Un par de Mochis?

— No sé, yo quiero Salmón con Daikon.

Ante su respuesta, se ganó una mala mirada por parte de Obanai, pues no le había respondido su duda a Mitsuri.

— ¿Comemos al aire libre o en el restaurant? Kyaa ¿Y si hacemos un picnic? ¿Qué dices Giyuu? 

¿Un picnic? Eso no iba con su estilo, le gustaba la naturaleza, pero cuando está estaba en lugares bien cuidados, en el parque de la ciudad podía haber muchas cosas indeseables para el azabache.

— Ustedes hagan su picnic y yo mientras busco la octava maravilla del mundo. 

Y de nuevo está mirada asesina de Obanai.

— Tu sentido del humor es muy bueno, pero sigo con la duda.

— Lo que elijas está bien Kanroji, es su cita después de todo, yo solo estoy aquí de mal tercio.

— Para nuestra desgracia, no tienes vida propia — Susurro con malas intenciones el chico más bajito. — Solo responde la pregunta de Mitsuri ¿Tanto te cuesta? —

— ¡No eres el mal tercio! Yo lo veo como que eres nuestro hijo ¿Verdad, Iguro? — Ambos azabaches se miraron con asco, disgustados con la idea. — Pero sigo con la duda ¿Que comeremos? —

La mirada oceánica y bicolor se miraron fijamente por un momento y ambos pensaron lo mismo, estando de acuerdo por primera vez en algo.

— Yo iré por Salmón con Daikon y ustedes por lo que quieran comer, podemos vernos en el parque ¿De acuerdo?

Estuvieron de acuerdo, no hubo ningún pero, así que el se dirigió a su restaurante favorito, dispuesto a subir su ánimo con su comida favorita. Todo iba tan bien ¿Qué podría arruinar su día?

 Todo iba tan bien ¿Qué podría arruinar su día?

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