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Todo había acabado, ya estaba a salvo ¿no es verdad?

Aquello había pensado el ojiverde. Los doctores lo estaban examinándolo, y haciéndoles preguntas sobre su estado.
Sentía tanto, tenía una combinación de muchas cosas pero por sobretodo repulsión, ya no se sentía el mismo aquel tal vez era ese abismo del cual quería correr.

- Charles puedes decirnos cuantos dedos vez acá - pregunto el doctor, tratando de cerciorarse de que no tuviera algunas repercusiones. Charles pudo decirse la cantidad de números pero en un hilo de voz, el doctor le sonrió de forma amable, tras hacerle revisiones al chico había caído en cuenta de lo que había ocurrido realmente...había sido abusado, de forma atroz ya que tenía ciertos desgarros y contusiones en todo su cuerpo.

Decidió no insistir más y salió de la habitación, por su lado Charles aún medio adormilado segui cuestionandose como era que había podido llegar, intuyo que aquel hombre de acento extraño habia sido ek responsable, muchos en su lugar le agradecerian por esto, pero él se encontraba en un gran debate de sentimientos. Al poco rato, llegó Lorenzo y Jules, al último se le podían notar los ojos hinchados y pues tras enterarse d ella noticia se había sentido culpable, si tan solo él hubiera ido a recoger a Charles nada de esto hubiera pasado pero no era así.

- Charlie... Despertaste al fin - dijo su hermana tratando de pasar su mano por el cabello del joven.

- No sabes cuánto lo siento Charles perdoname - dijo el francés, y Lorenzo lo abrazo, el monegasco para apaciguar las cosas solo sonrió para brindarle tranquilidad al mayor

- Tranquilo Jules, no tienes la culpa, solo...nadie tiene la culpa - dijo para sus adentros lo último, suspiro pesado, no le gustaba el hospital se sentía observado e incómodo, quería ir a su casa, necesitaba estar en casa.

Los días pasaron, y cierta curiosidad creo en él, quien era ese hombre. Tal vez solo quería darle las gracias por salvarlo, o reclamarle por no haberlo dejado morir, todo era confuso lo unico claro es que queria verlo.  Aunque quisiera que su vida retomara el mismo rumbo que el anterior parecia casi imposible...Pues nunca imagino que mirarse al espejo un día sería algo tan dificil de hacer, estaba en casa pero ¿realmente era casa? ¿O solo estaba tratando de unir las piezas que anteriormente era ajenas al pensamiento que ahora tenía? Su cambio de actitud era notable, y algo que sus amigos e inclusive sus hermanos no podían negar, de pronto el Cahrles risueño, enojon y revoltoso había desaparecido...solo quedaban las lejanas ideas de él en un vaso de cristal que era quien en automatico seguía viviendo.

La rutina cambio, casi no salia de la habitación, aquello preocupaba a Lorenzo por eso mismo días despues del alta de la habitación llamo a George y Pierre quienes eran amigos del monegasco desde niños. Arribaron y con sigilo el britanico toco la puerta lentamente sin recibir respuesta cosa que hizo que los jovenes se miraran preocupados, sabían lo que le habían hecho a su amigo pero, aquello no iba a cambiar la percepción que tenían del menor por al contrario.

Shallow - 𝖢𝗁𝖺𝗋𝗅𝗈𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora