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Max, estaba trataba de no hacer mucho ruido ya que Pato, había tenido fiebre y la noche se convirtió en un ring de batalla por ver quien caía primero, orgullosamente podría decir que ganó. Entro a su habitación, el mayor estaba acostado en la gran cama, no había salido de ahí desde que llegaron a casa luego de que el madrileño despertará.

- Mi amor... ¿Deseas algo? ¿Tienes hambre? - cuestionó, sentandosé a un lado del joven. 

El omega, solo se cambio de posición y se acurruco en el pecho de Max tumbandolo, estaba deprimido a parte su celo estaba cerca, el pequeño no los dejaba dormir, todo estaba muy pesado sentía que podría explotar en cualquier momento, y eso que no había mencionado el trabajo, la temporada estaba cerca pero estaba pensando seriamente en tomarse la lincencia de paternidad.

- Hey Pecas, estas hirviendo - dijo el neerlandes tocando la frente del omega - Espera te traere algo - agregó con intenciones de pararse, pero la mano del mexicano lo detuvo.

- No te vayas, quedate tengo frío - soltó lo cual era ilógico por la condición.

- Corazón, estas con fiebre, ya se acerca tu celo, así que tengo que traer supresores lo sabe - contestó dejando suaves caricias en la cabeza del mayor.

-No quiero, solo quedate conmigo.- dijo, esta vez sentandose en la cama. - Sé que te mueres por preguntar - sumó, mientras veía al neerlandes, como respuesta el rostro dubitativo del contrario confirmo su pregunta - No, no he hablado con él, que se chingue. 

- Claro, pero te la has pasado en cama desde que se fue del hospital, ¿no crees que es momento de que hablen? No quiero que te sientas triste, a parte, no sabes porque esta así.

- Me dijo cosas horribles Max - respondió, alzando una ceja, mientras ponía su mano en el pecho de este - Nunca antes me había dicho algo como eso, y que me hechara toda la culpa. Diablos, sabes que hice todo lo posible para que entrará en la escudería, no era mi culpa que Fernando se enfermará, ni que eligieran a Lando, hice lo humanamente posible - Checo no era un omega sensible por al contrario aquel caracter fuerte que tenía había sido lo que al rubio le había cautivado, pero eran contadas las veces que al mexicano la situación le había ganado haciendolo llorar, y esta era una de ellas, lo atrajo hacia él y lo abrazo. - Me da tanta rabia, pero es que no es justo, quería verlo triunfar, ¿por qué piensa que soy un traidor?

- Te juro que si supiera porque es te lo diría pero no es así, se que lo extrañas, practicamente es como un hijo para tí Pecas, deberían hablar para saber que fue lo que ocurrió.

Se aferró más al pálido escondiendose en su pecho, Max solo le pudo dar un beso en la frente y llenarlo de mimos, para calmar a su esposo.






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Shallow - 𝖢𝗁𝖺𝗋𝗅𝗈𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora