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Parecía que la vida no era tan mala.

Pues para el omega, parecía sonreírle. Actualmente se econtraba en la sinfonia preparando su número para la presentación ya había escogido la canción que presentaría y era una sorpresa para el alfa, pero estaba buscando el momento indicado para invitarlo a su ahora novio. La practica individual se había acabado, y ahora harían una corta repasada del número general para irse. Se coloco en el piano, y a su lado paso un rubio con un chello, nunca antes se había detenido a ver a sus demás compañeros así descubrir la presencia de este le resulto un poco graciosa.

- Bueno me alegra ver que si tienes una sonrisa - comentó este, mientras se acomodaba por su lado el omega lo miro con complicida e hizo un gesto.

- Pues no soy de piedra - replicó y le sonrio al otro chico, por el aroma pudo detectar que era un omega como él - Soy Charles

- Oscar Piastri, te he visto practicar, tocas muy bien

- Gracias- fue interrumpido por el director de la orquesta, y así la sonata comenzó.

Despues de un lapso que se suponía era "corto" la practica termino era cerca de las siete de la noche, guardo la intrumentaria y guardo sus partituras en su maleta. Se metió al ascensor, y sacó su telefono, llegó al primer piso, y camino hacia la salida, donde una cara conocida lo estaba esperando, corrió hacia él y lo abrazó fuertemente, lo había extrañado. El alfa lo sostuvo en brazos y beso la cabeza de su omega, abrazandolo de un lado a otro. Despues del accidente, y de su pelea con Checo, las cosas parecían haber caído solas por su cuenta, hacia dos meses le habían quitado el yeso y ahora se estaba preparando para la siguiente carrera que sería el fin de semana proximo. Su relación con el omega era algo que sumaba a su felicidad, pues este se había vuelto su mundo.

- Te extrañe grandote - solto en medio del abrazo el chico de ojos verdes.

- Y yo a ti principito ¿Como te fue? ¿Todo bien? - pregunto el pelinegro acariciando el cabello del chico, solia preociparse mucho, pues hasta hace relativamente poco el monegasco había dejado de ser molestado por unos compañeros, y pues se entero de ello no de una bonita manera. Pues había encontrando al chico siendo perseguido por dos betas mientras estos ultimos hablaban y preguntaban improperios, llegó a tiempo y los ahuyento, lamentablemente no pudo hacer más por el brazo pero, estaba feliz de que ya no existiera rastro de ello.

- Sí, no tienes que preocuparte, ¿nos vamos? Ah! tengo que comprarle el regalo a tu papá.

- No es necesario Charlie - le dijo el acanelado

- Claro que sí! - replico, pues para él era imporatante quedar bien con él seños pues le había agarrado cariño.

- Pero yo ya le compre algo, podemos darselo como parte de ambos.

- No, yo quiero darle algo a parte muchachote, y no me lo vas a negar.

Solto una risa ya convencido - Bueno si es así suba a su carroza - bromeo y le abrio la puerta al cenizo, quien entro al auto y se coloco el cinturon, Sainz se dio la vuelta e hizo lo mismo encendiendo el coche, listo para arrancar, y conducieron por las calles de la gran ciudad con una platica tranquila y relajada. Se había organizado una reunion pequeña por el cumpleaños del padre de Carlos, Fernando. Lo había coocido hace poco y era un tipo amable, considerado y muy humilde, ya entendia tambien de donde había sacado la cabezota terca el acanelado, pero sin duda alguna era una persona increible. Los Verstappen-Pérez estaban de camino, con su pequeño, y sus hermano tambien habían sido invitados inclusive Jules, quien había estado desaparecido con Lorenzo ultimamente, pero bueno fuera de ello les esperaba una bonita cena llegando al vecindario.

Bajaron y pasearon un poco alrededor del lugar para poder buscar una tienda, y al entrar a una tienda de ropa, entro buscando alguna camisa para el hombre encontrando una a rayas de color azul y blanco, le gusto y le llamó la atención pidió la opinión experta del chico. Luego de pagarlo todo, salieron de ahí y caminaron hacia una tienda de helado artesanales.

 - Me encantan estos

- Lo sé, bonito son sin duda alguna los mejores, dejame probar el tuyo 

- Hey! ladrón - hizo un puchero el cenizo, y lo fulmino con la mirada, el madrileño solto una sonora risa y se comió un poquito del helado de limón, y nego en son de broma. - Te pasas Sainz, ¿eh? 

- Lo siento mi príncipe, pido me disculpe - volvio a molestar al chico, logrando que este solo rodara los ojos y le diera un golpecito en su brazo.

-  Por cierto, amor... ehh quería decirte algo - soltó de repente, el pelinegro se acomodo mejor en su silla se asusto no lo iba a negar.

- Dime Charlie... ¿que ocurrió? - pregunto con timidez.

- ¿Estas asustado? ¿Debo saber algo? - esta vez cuestionó - ¿Me estas engañando?

- Dios Charles, no no nada que ver, solo que me tomas de sorpresa, lo siento pensé que ibas a dejarme...

- Mi amor, no... Nada que ver - empezo a reír pero tomo sus manos- Quería decirte que... quería que vengas a mi presentación - el madrileño que estaba cabizbajo alzó su mirada y abrió sus ojos.

- Si dios claro que sí  - sonrieron ambos y con ello terminaron su helado.

La vida no parecía tan mala, no por ahora.


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Corto pero volví mi gente bella, la universidad empezó y la verdad estaba en un bloqueo pero terrible, ahora si se viene lo bueno, espero aun sigan queriendo esta historia, muchas gracias por el apoyo.


Shallow - 𝖢𝗁𝖺𝗋𝗅𝗈𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora