Capitulo 22

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RECUERDEN QUE ESTO ES SOLO UN LIBRO, LOS MISMOS # TE DAN UNA ADVERTENCIA, SI QUIERES SABER MÁS DE ALESSANDRO LÉELO, SI NO, SOLO NO LO HAGAS, LA AUTORA NO ACEPTA ESTE COMPORTAMIENTO EN LA GENTE.

ALESSANDRO.

Edad: 7 años de edad.

Nunca he sido de las personas que cuentan por el mundo su trágica historia, en realidad desde siempre he sido algo callado con todo.

Mi familia, no es en sí, la mejor.

Jamás conocí a mi padre, mi madre es una adicta al crack, y frecuentemente trae hombres para coger.

Ellos le dan drogas y ella deja que se la follen, siempre veo una persona distinta entrar a nuestro remolque.

Solo ha tenido una pareja "estable", (si así se podría llamar esa mierda), él es alguien que ha estado en malos pasos, por lo general no me importa lo que hagan.

Pero comienza a darme una maldita comezón en el cuello cuando me empujó afuera aquella noche.

Desde ese momento he estado pensando, oh más bien, imaginando en las formas en que dejara de existir para siempre.

Edad: 9 años

¡Joder!, no imaginaba las malditas navidades tan jodidas, comienzo a darme calor con el aliento de mi boca, frotando mis manos me dirijo a la entrada del orfanato.

Por estas fechas prefiero venir a golpear algún huérfano idiota, que estar en casa con la adicta de mierda y su novio.

Al llegar me quito la nieve de encima.

—¡Mierda!—me quejo por el frío, una gran iluminación hasta el fondo me hace ir hasta allá.

Risas acompañadas de murmullos de gente hablando al mismo tiempo me hace avanzar más rápido.

Es la primera vez en mucho tiempo que se escuchan esas risas.

Al llegar al salón principal, gente haciendo un círculo me evita el paso de poder observar que es lo que los tiene tan idiotas.

Al empujar a varias personas logró hacerme paso enfrente.

—Puta gente estorbosas.

Refunfuño y por fin alzó la mirada.

La maldita chimenea que alumbra el salón se queda corta con la persona que tengo frente a mi.

Es una niña castaña de ojos jodidamente color esmeralda, brillan gracias a las llamas de la chimenea. Tiene un vestido rojo con unas ridículas medias, son de rayas llevan consigo dos colores, uno es el blanco y el Segundo rojo, con su característico gorro de navidad.

Todo deja de verse idiota con ella así.

Tiene a todos hipnotizados, su sonrisa, sus pequeñas manos moviéndose cada que habla, está encima de una silla, al ser tan baja gracias a esa cosa estaría de mi altura.

Comienza a reírse y con su mano taparse la boca tímida.

—...Entonces mi madre me dejó en esa tienda.

Se ríe de su propio relato y varios ríen, seria algo patético aceptar que me quede sin habla al verla.

Pero si lo hice, es solo que... mierda, es algo difícil de describir como me siento en este puto momento de mierda.

—¿Y que hiciste?—pregunta una señora.

Ahora es cuando recuerdo que hay más personas.

Ella hace una señal de silencio con su pequeño dedo, los acerca a sus labios, son pequeños y rosados, brillan y puedo asegurar que son suaves.

FRIENDS  [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora