capítulo 6.

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—¿En serio hice eso? —digo vomitando mientras Lía me sostiene el pelo.

—Sí, dijiste "ni mi quieri ilijir di mi siñiri sensual" —dice burlándose.

—No puede ser. ¡¿Por qué me dejaste?! —exclamo.

—Estaba linda la señora —responde riendo.

—Ja, graciosa —digo, levantándome y agarrando mi cepillo de dientes para lavarme—. Y hablemos de otra cosa. Yo vi a una pelirroja que perdió la lengua...

Veo cómo se pone toda roja.

—Ehhh —mira hacia todos lados—. Bueno, ¿qué querés? Estaba linda —dice nerviosa.

—Bueno, entonces no nos burlemos —digo riendo.

—Buen punto —dice saliendo del baño.

Me quedo sola, con la mente revuelta. No solo por la resaca, sino también por la vergüenza que me embarga al recordar mis acciones de anoche. Intento concentrarme en cepillarme los dientes, pero mi mente no deja de repetir la escena: Silvana mirándome con esos ojos llenos de sorpresa y, quizás, un poco de preocupación.

Me enjuago la boca y me miro al espejo.

—Ay, seguro va a pensar que soy una pendeja que no sabe controlarse —digo, lagrimeando un poco.

—Bueno, Lucia. Basta de ser tonta, vas a hablar con esa mujer, aclarar las cosas y bueno —digo mirándome en el espejo.

Si se puede, comerle la boca.

¿Le mando un mensaje? ¿Qué hago? "El que no arriesga, no gana" eso me diría mi abuela.

@silvana

Yo: Hola, Silvana. Quería disculparme por lo de anoche. Por favor, ¿podríamos charlar?

Silvana: Hola, Lucía. No hay problema. Si te parece bien, puedes venir a mi casa.

¿Que, qué, su casa? Si a todo lo que me digas, mi amor.

Yo: Está bien, gracias.

Silvana envía su ubicación.

Bueno, salió mejor de lo que esperaba. Gracias, Diosito.

Me baño y visto casual, con un top y unos jeans anchos, rasgados por la rodilla. Me dejo el pelo natural, sin plancharlo, con mis ondas que caen suavemente. Y un maquillaje súper natural.

—Mami, voy a salir —digo, dándole un beso en la cabeza.

—Cuídate, hija —dice, saludándome.

La casa de Silvana no queda tan lejos, así que decido ir caminando. Me pongo mis auriculares y me pongo a escuchar "Lunch" de Billie Eilish.

Llego a la dirección que Silvana me envió y respiro hondo antes de tocar el timbre. Mis manos están sudorosas y mi corazón late con fuerza en mi pecho. La puerta se abre y ahí está ella, con una sonrisa tranquila que me hace sentir un poco más relajada.

—Hola, Lucía. Pasa, por favor —dice, apartándose para dejarme entrar.

—Gracias —respondo, entrando a su casa. Es un lugar acogedor, con una decoración sencilla pero elegante.

Me lleva a la sala y me ofrece algo de beber. Acepto un vaso de agua, intentando mantener la calma.

–Perdon, por mis fachadas. Es muy sábado – ríe

– No pasa nada, estás muy linda – me siento y dejo el celular en la mesa de centro.

—Bueno, ¿qué querías hablar conmigo? —pregunta Silvana, sentándose frente a mí.

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