Silvana.
–Cómo te tiene esa chiquita – dice Valeria, mientras se dirige a la cocina.–Callate – le tiro una almohada desde el sofá.
–Bueno, seguí contándome. ¿Estaba celosa y fuiste a visitarla? – llega al sofá con dos cervezas.
–Sí, no la podía dejar enojada. Aunque no sé por qué estaba así de celosa.
–Es normal, ¿no te acordás cuando salías con Cintia? – Asiento. –Ella era mayor que vos y te ponías celosa siempre.
–Sí, tenía miedo de que me cambiara por otra mujer.
–Ves, seguro ella tiene el mismo miedo.
–Pero yo no soy capaz de eso.
–Bueno, demostráselo – dice Valeria, levantando su cerveza hacia mí.
–Sí, pero a veces es difícil. Quiero que confíe en mí, pero entiendo que es complicado con nuestra diferencia de edad.
Valeria asiente, dándole un sorbo a su cerveza.
–Y lo va a hacer, pero tenés que ser paciente. Además, Silvana, si te preocupás tanto es porque te importa de verdad.
–Eso es lo que más me asusta – confieso, sintiendo una leve presión en el pecho. –Nunca me había sentido así antes, y me da miedo arruinarlo.
Valeria me mira con una mezcla de simpatía y seriedad.
–Escuchame, no la vas a arruinar. Solo tenés que ser sincera y demostrarle que no tenés ojos para nadie más.
–Lo voy a intentar – murmuro, más para mí misma que para Valeria.
–Es todo lo que podés hacer – dice, dándome una palmadita en la espalda. –Y, por lo que me contaste, Lucía está completamente loca por vos.
–Lo sé – sonrío, sintiendo un poco de alivio al pensarlo. –Y yo por ella.
–Entonces, todo va a estar bien – Valeria levanta su botella para un brindis y yo hago lo mismo, chocando nuestras cervezas.
Nos quedamos en silencio un momento, disfrutando de la tranquilidad de la noche. Mientras bebo un sorbo, no puedo evitar pensar en lo mucho que ha cambiado mi vida desde que Lucía llegó a ella.
–Nunca imaginé que me encontraría en una situación así – murmuro.
–¿En qué sentido? – pregunta, levantando una ceja.
–En el de estar completamente cautivada por alguien tan joven. Es una mezcla de emociones... la pasión, el cuidado, y ahora también la responsabilidad de no lastimarla.
Valeria asiente, comprensiva.
–Es un desafío, pero si alguien puede manejarlo, esa sos vos.
Sus palabras me reconfortan, pero también me recuerdan la importancia de ser transparente con Lucía. Ella merece saber que puede confiar en mí, que no hay razón para que se sienta insegura.
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Historia, Pasión Y Profesora
RomanceLucia, estudiante. Silvana, profesora. ----En proceso---- © Todos los derechos reservados