capitulo 9.

385 14 1
                                    


Silvana


–¡Me estás jodiendo! – exclama Valeria, emocionada, casi saltando en la cama.

–Es una "cita" entre muchas comillas – digo, haciendo las comillas con mis dedos para enfatizar.

–Yo sabía que te gustaban las menorcitas – replica Valeria, ganándose un almohadazo de mi parte.

–Es solo para no verla más con esa pendeja – digo, poniendo los ojos en blanco. Val me mira aún más confundida. –Me dijo que si la cita sale bien, no va a volver con esa chica insoportable.

–Encima sos celosita – comenta Valeria, burlona. Le vuelvo a pegar con la almohada, esta vez con un poco más de fuerza.

–Deja de hacer eso o te mando a juicio – dice, tratando de ponerse seria, pero no puede contener la risa.

–Bueno, igual es tranqui. Sabes que hasta que termine el colegio y todo, yo no puedo estar con ella – digo, tratando de sonar razonable.

–¿Quién dijo que no? O sea sí, pero no. Si lo mantienen en secreto y ella es mayor, no veo lo que esté mal. Son sus sentimientos – responde Valeria, encogiéndose de hombros.

–Es una barrera, soy su profesora. No puedo – digo, suspirando. La complejidad de la situación me pesa.

–Ya veremos después de la cita qué pensarás – dice Valeria, riendo y sacudiendo la cabeza.

–Ay ya. Me voy a dormir – digo, tapándome con las sábanas, buscando algo de paz.

–¿Puedo dormir con vos? – dice Valeria, abrazándome por la espalda.

–¿Todos los días vas a dormir conmigo?

–Sí, menos cuando vengas con esa menorcita – dice, metiéndose debajo de las sábanas conmigo.

–¡Antes de acostarte apaga la luz! – le digo, ya acostumbrada a su rutina.

–Tarde – se tapa hasta la cabeza, riendo.

Suspiro y me levanto para apagar la luz, resignada.

Miércoles

–Bueno, ¿hicieron el resumen de las páginas que les dije? – digo, paseando de un lado a otro en el salón, tratando de mantener la disciplina.

–Sí, profe, ¿te lo leo? – dice Aitana Castro, levantando la mano con entusiasmo.

–Emm... – mis ojos recorren el salón y veo a Lucia hablando con Sofía, claramente no prestando atención. –Mueller, ¿podría leerme? – llamo su atención, disfrutando el momento.

Lucia levanta la mirada, claramente desconcertada.

–Perdón, profesora, pero ¿qué cosa? – dice, aún confundida.

–Si hubieras prestado atención lo sabrías – susurra Aitana con cierto desdén.

–Ay sí, ¿cuándo te llamaron? No te metas, rubia falsa – le responde Lucia, molesta.

–¡Castro y Mueller! – digo con un tono firme, logrando que ambas me miren. –Mueller, ¿podría leerme su resumen? – insisto, observando cómo Lucia se da cuenta de lo que le pido y saca su cuaderno.

Lucia empieza a leer su resumen, y como siempre, es impecable.

–Muy bien, Mueller. Pero la próxima vez, esté más atenta – digo, y ella asiente.

–No estés mirando la foto de tu novia Catalina y concéntrate, Lucia. Si querés, te ayudo – dice Aitana, provocando a Lucia nuevamente. Veo cómo Lucia aprieta la mandíbula y cierra los puños.

Historia, Pasión Y Profesora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora