capitulo 8

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Lucía

—¡Estaba con una mujer! —digo, dando vueltas de un lado a otro en la habitación de Lia.

—Capaz era su prima o algo así —responde, mientras escribe en su celular, tirada en su cama.

—No lo creo —digo, y me siento en su cama, mirando a un punto fijo.

—¿En qué estás pensando ahora? —deja su celular a un lado.

—Que si quiere jugar con Lucía Mueller Silva, va a jugar con fuego —digo, sonriendo.

—¿Y cómo lo harás? —pregunta.

—Como ella, pero mejor. La provocaré, la seduciré, la pondré celosa, hasta que no aguante más —digo, y Lia levanta una ceja—. Ella termina conmigo, te lo digo  —añado segura.

—Bueno, ojalá te dé bola, porque no quiero aguantarte más —dice, y la pellizco—. ¡Auch!

—¿Y la pelirroja? —le pregunto, y se pone roja.

—Se llama Mia —dice sonriendo—. Y dijimos de hacer una videollamada ahora, así que si te puedes ir...

—Ja, linda forma de echar a tu querida hermana —le doy un beso en la cabeza y me voy.

Voy al cuarto de Felipe para verlo, y está completamente dormidito.

¿Qué hago ahora? No tengo a quién molestar, qué triste.

Víboras 🐍

Yo: ¿Quieren venir a mi casa?

Emma: No puedo, sorry.

Sofía: Estoy con familia.

Serena: No estoy 😞

Yo: Ojalá las choque un auto.

Yo: Mentira, las amo 💋

Cata💓

Yo: ¿Nos podemos ver ahora?

Cata: Perdón, Lu. Estoy haciendo trámites 😢

Yo: No pasa nada 💔

Cata: Después te lo compenso.

¿Qué hago ahora? Mis amigas me abandonan, mi mamá está en reuniones, mi hermana no me quiere, y mi hermanito duerme. Me urge una novia de verdad.

Decido hacer algo productivo y me pongo a hacer yoga en el salón. No es que sea una experta, pero me ayuda a relajarme y despejar la mente. Extiendo la alfombra, pongo música suave y comienzo con algunas posturas básicas.

Mientras estoy en medio de una postura de equilibrio, mi teléfono empieza a sonar. Al principio no quiero interrumpir, pero el timbre persistente me hace levantarme y ver quién llama. Es mi papá.

–¿Qué querrá ahora? – murmuro mientras miro el teléfono.

Yo: Hola, ¿quién habla?

Papá: Tu padre. Deja de hacerte, Lucía.

Yo: ¿Padre? No conozco esa palabra.

Papá: Lucía, ¿cuándo será el día en que me hables bien, como antes?

Yo: No sé.

Papá: Bueno, basta. Solo quería saber cómo estabas.

Yo: Bien, como siempre.

Papá: ¿Y Lía está por ahí? No me contesta y ella siempre me responde.

Yo: Estaba hablando con una amiga.

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