capitulo 3.

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Miércoles

–Buenos días – dice Silvana entrando.

Hoy llevaba un blazer blanco, junto a unos pantalones bota ancha claritos.

–¿Hoy también la tenemos? – alguien se quejo, un susurró pero como todos estaban callados se escucho.

–Si, y como ven, me tienen los miércoles y jueves dos horas. –sonrie victoriosamente –Bueno, paso lista y empezamos –

–¿La seguiste por ig? –me susurra Sofía.

–Si, pero obviamente no me aceptó– le respondo y hago cara triste.

–¿Mueller? – escucho mí apellido salir de su hermosa boca.

–Presente – levanto mí mano, y nuestras miradas chocaron, sentí como me ruborice al instante, sus ojos color miel me llamaban era como que no quisiera dejar de verlos nunca. Hermosos.

–¿Fervot?– continuo tomando lista y salí de mí trance.

–Toma, para que te limpies la baba – Me dice Serena pasándome papel.

–Tonta – respondo y le tiró el papel.

La clase continúo, obviamente yo le prestándole atención a cada una de sus palabras. Aunque aveces me distraía con bromas que hacía la boluda de Emma.

Sonó el timbre de recreo todos empezaron a salir en cuanto...

–Mueller, ¿Puede venir un momento? – Silvana me llamo.

¿QUE? ¿¡me acaba de llamar?! ¿Y ahora? ¿Voy? ¿Que hago? Diosito nunca te pido nada, ayudame en este momento.

–¿Si?– me acerco tragando saliva.

Ya nadie estaba en el aula, nos encontrábamos ella y yo.

–Muy curiosa – dice sentándose y mirándome fijamente, mientras reía.

–¿Perdone? N-no, entiendo – balbuceo.

–Sube muy lindas fotos a instagram – ríe y siento como mis mejillas encienden.

–Y-yo, no, digo, bueno, yo, estaba – no puedo articular ni una palabra.

Mierda.

– Tranquila, no pasa nada. Yo también solía seguir a mis profesoras lindas cuando tenía tu edad – dice Silvana con una sonrisa confiada.

– S-si, bueno – tartamudeo. Parece que le gusta ponerme nerviosa, porque se ríe cada vez que me siento incómoda.

– Bueno, cambiando de tema. He revisado tus calificaciones de años anteriores y veo que no te fue muy bien en historia… – comenta, recostándose relajadamente en su asiento.

– Nunca he sido buena en historia – digo finalmente, intentando hablar con más seguridad.

– ¿Debería preocuparme por eso? – pregunta, mirando hacia arriba mientras juega con un bolígrafo.

– N-no creo. Este año creo que me irá mejor. Explica muy bien, profesora – digo, y Silvana sonríe ampliamente al escuchar mi cumplido.

– Me alegra escuchar eso. Cinco años de estudios no fueron en vano – dice, riendo con satisfacción.

– Bueno, puede retirarse, Mueller. Ha sido bueno reírnos un poco. – Silvana se inclina hacia adelante y susurra – No digas nada, pero aquí todos los profesores son unos aburridos y viejos – hace una pausa y me guiña un ojo, provocando que me ría de nuevo.

– Igual, profe, aunque usted sea una de las más jóvenes… – digo, abriendo la puerta para ir al recreo
sigue siendo la más linda – cierro la puerta lentamente, sabiendo que estoy segura de que me escuchó.

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