𝕮𝖆𝖕 𝖉𝖎𝖊𝖟:Cercanía y un cambio.

132 10 5
                                    

Pasaron cuatro semana del "accidente" de la teñida.

Carlos iba casi todo los días a ver cómo estaba su amiga. Un amor era él. Siempre se preocupó por ella. Aunque no fue el único por que aveces ese caía junto a su amigo el uruguayo. Ese si era un gede de las ostias como dicen por allá los españoletes.

Pero no sólo esto. Mariela cuando se enteró de su accidente se intentaba escapar se de su casa para ir a verla, ya que el don Hugo era alto vigilante el viejo anti ese y no la dejaba ir nunca para su casa.

Eran unos genios los dos. Se hicieron sus mejores amigos en todos ese transcurso. Y el uruguayo, bueno... Él era él intentando tirarle chamuyos, comprandole cosas, "cuidarla". Cosas de él.

Ella ya podía volver a caminar pero con cuidado para no lastimarse y que no tenga que volver con las vendas.

≈≈≈

Caminaba tranquila por el barrio. Con unas bolsas, una en cada mano. Estaba volviendo de comprar unas cosas en el almacén. Haciendo un poco de movimiento para poder caminar al cien por ciento de bien.

Pasando por un una calle, Danilo la vio caminar sola. Hace cinco días que no la veía y ya extrañaba ver esa cara, joderla, y hablarle. Re gede el pibe como siempre. Pero bueno, estaba enamorado el pobre.

Este se acercó para ir junto a ella, para joderla como siempre.

—¡buenos díaaa! — hablo el uruguayo acercándose de atrás.

Tan sólo lo miro sin darle importancia al castaño, el cual ya la tenía harta de joder tanto.

—ya podes caminar veo— se puso a la par.

—sabes que no, tengo que estar en silla de ruedas— hablo irónica, dandole una sonrisa falsa.

—uh, mal ahí. Yo te podía llevar sin problema, eh— le siguió el juego.

—sabes que no va' a poder— nego con la cabeza. —¿me podes dejar volver a mi casa tranquila?

—no, yo te acompaño. Acá mucho pibe atrevido, viste.

—y molesto como vo'.

—eeh, yo te hago la compañía, loquita. Yo te cuido y vos así me lo agradece'— chasqueo la lengua indignado.

—no necesito guarda espalda, quedate tranquilo.

—no me importa, te hago un favor. A ver, te llevo algo— acercó su mano a una bolsa para ayudarla. Pero esta se nego alejandolas sin dejarlo ayudar.

—no, sali. No rompas la pelota— se quejó de mal humor.

—eeh, que carácter, mamita. Encima que te brindó mi ayuda— expresó con exageración.

—ayuda de mierda, prefiero ir sola, salchicha. ¿Puedo? — consultó mirándolo. Este chasqueo lengua.

—no' vemo' otro día, eh— la apuntó.
—nos vemo', bichita— le guiño el ojo y se fue alejando de esta.

Mordio su labio negando con la cabeza. "Que pibe pesado este" pensó.

≈≈≈

Sheila salia de su escuela después de un día agotador ahí adentro. La habían matado con la a tareas después de tanto faltar por culpa de su pie.

Al llegar a su casa, y notar como en esa no había nadie, decidió ir a lo del cochi para ver si su padre ese encontraba ahí, o para pasar el tiempo con ellos.

Estaba caminado lo más tranquila, hasta que escucho como de detrás alguien se acercaba a ella.

—buenas, ¿vas a lo del cochi? — pregunto siguiendola a la par, subido a una bicicleta.

El Apache -𝐷𝑎𝑛𝑖𝑙𝑜 𝑆𝑎́𝑛𝑐ℎ𝑒𝑧-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora