Ocho meses antes
Sheila caminaba por la Carlos Gardel mirando a todos lados, re perseguida pero con una sonrisa cómplice. Se escondía con su capucha para que nadie la recononociera por donde estaba pasando.
Al ver la casa donde rancheaban la villeria tocó rápidamente la puerta y una vez que supieron que era ella le abrieron la puerta para que entre con rapidez, sin que nadie la vea ingresar a ese lugar o si no se iba a armar un re bondi.
—¡por fin, nena! Dale, vamo', vamo'— apuro el turco para salir por el otro lado de la casa.
Una vez salieron del otro lado, apuraron el paso así ir donde se iba a consagrar su plan; entrar a la casa se un viejo sucio del barrio que anteriormente molesto a la joven castaña, o como es actualmente, teñida.
Al llegar al edificio del hombre subieron a su piso, y al estar en la puerta de este contaron hasta tren antes de entrar como si fuera un allanamiento al hogar.
El señor que se encontraba adentro, que estaba sentado en un sillón individual, se sobresalto por el portazo, quedando totalmente asustado en su lugar.
—¡cerra el orto viejo! — le grito el Colo, apuntandolo con un arma en la cabeza mientras lo agarraba de la chomba.
—¿asi que te gusta acosar a pendejas? A ver si te gusta esto— dijo el turco para después pegarle en la cabeza al hombre con el mango del arma, después darle una piña en la panza y por último otro golpe en la nuca, también con el mango.
Y mientras eso pasaba los otros, incluyendo a la menor, le destrosaban la casa al señor, dejándola dada vuelta.
—¿¡que hacen pendejos de mierda!? — grito un señor vecino asomándose al departamento, entre asustado y enojado.
—¡vamo'no a la mierda! — grito el turco para después salir corriendo todos del lugar antes de que los puedan agarrar.
Actualidad
Sheila salía de su casa para ir al almacén por algo para el almuerzo. Caminaba segura por las calles del barrio, levantando el mentón en forma de saludo a los que masomenos conocía de ojo, y a otros les daba uno que otro "hola".
Al llegar al almacén pudo ver que había algo de cola, así que se puso en ella sin otra opción.
Miraba a otro lado algo distraída, cuando un viejo con bastón se le acercó a ella por detrás.
—¿no tene' algo de guita piba? — le preguntó este haciendo voltear a la joven que lo miro de arriba a abajo con desprecio y asco.
—no, no tengo nada— le respondió para volverse a voltear, ignorando al viejo.
—¿que no? Si vo' so' la Lombardo chica, ¿que nos vas a tener?
—yo no dependo de mi viejo— remarcó sin siquiera voltearse a verlo. No quería ni hacer contacto visual con el hombre.
—aaah, vos debe' ser igual a tu mamá. Esa estaba re buena— dijo con descaro.
—¡lavate la boca antes de hablar así de mi vieja, viejo jeropa con olor a mierda! ¡O si no te voy a bajar todo eso' diente' podridos de una piña, viejo salame! — amenazo la menor con enojo, haciendo caer al hombre al piso.
—bicha, ¿que haces? — pregunto Danilo confundido, apareciendo en el lugar agarrando del brazo a la teñida para alejarla un poco.
—pendeja de mierda, ya vas a ver— amenazó el viejo desde el piso, intentando levantarse.
—¿que mierda decís viejo puto? — cuestionó el uruguayo con enojo, abalanzando su cuerpo al hombre con amenaza.
—déjalo, no vale la pena— murmuro Sheila agarrandolo de brazo para esta vez ella alejarlo.
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El Apache -𝐷𝑎𝑛𝑖𝑙𝑜 𝑆𝑎́𝑛𝑐ℎ𝑒𝑧-
Hài hướcSheila, o mas conocida como bicha, se muda a su antiguo barrio con el hombre que más odiaba en su vida; su padre, que aunque no conectaban después de años se vuelven padre e hija inseparables. Pero la mudanza de bicha no solo trae el reencuentro de...